Hace cinco años, un grupo de productores cecineros de Ñuble comenzó a trabajar para lograr el hito que se concretó este lunes, cuando el Instituto Nacional de Propiedad Intelectual (Inapi), otorgó la distinción de Denominación de Origen a las Longanizas de Chillán.
Este sello permite la valorización y la protección de aquellos productos chilenos que gozan de una alta vinculación local, a través de su identificación, posicionamiento y diferenciación.
Los productores de embutidos, junto con Inacap y otras instituciones privadas y públicas, lograron que el popular alimento ingrese a la lista de distinguidos productos que cuentan con Denominación de Origen, como la sal de Cahuil, Boyeruca y Lo Valdivia, Chamantos y mantas corraleras de Doñihue, Dulces de La Ligua, el limón de Pica, la chica de Curacaví, entre otros.
De esta manera, Inapi reconoció con esta denominación la calidad y características propias de este producto, lo cual contribuye al patrimonio cultural y gastronómico chileno, y beneficia directamente al turismo y la economía local.