Estrategias en tensión: cómo los comandos oficialistas intentan reanimar unas primarias desmovilizadas

A tres semanas de las primarias presidenciales del oficialismo, que se realizarán el próximo domingo 29 de junio, la contienda entre Carolina Tohá y Jeannette Jara ha dominado la agenda noticiosa, principalmente porque el debate ha escalado en tono, intensidad y exposición mediática.
Más allá de sus coincidencias ideológicas y del pasado compartido en el gabinete de Gabriel Boric, sus comandos han apostado por una estrategia común: confrontar y marcar diferencias. Todo con un objetivo claro, encender una primaria que, según el análisis del conocido analista Axel Callís, está “desenergizada” y fuera del foco público.
Los datos son elocuentes, y fueron destacados por el medio ExAnte. El reciente sondeo de Pulso Ciudadano mostró un giro inesperado: Jara superó por primera vez a Tohá con un 7,4% frente a un 6,4%. En la encuesta Cadem, la diferencia es mínima, pero la tendencia se mantiene: 8% para Tohá y 7% para la carta comunista. El avance de Jara ha obligado al equipo de la exministra del Interior a salir al ruedo con mayor decisión.
Según fuentes de su comando, la idea de tensionar la primaria -algo que vivió su episodio peak esta semana con las declaraciones de la flamante incorporación, Óscar Landerretche, quien de inmediato lanzó dardos hacia el Frente Amplio y el gobierno-; es una estrategia deliberada para movilizar al electorado, particularmente en una coyuntura adversa marcada por el escándalo ProCultura y el caso de las licencias médicas fraudulentas, todos temas que han copado la agenda.
“Jeannette Jara es una buena candidata, pero tiene una posición más cómoda. A ella le toca mostrar una agenda más positiva por su gestión como exministra de Trabajo. Las diferencias existen y hay que visibilizarlas para que el votante se active”, explica un cercano a Tohá al medio ExAnte.
Con el espejo de la Concertación al frente
En el comando de Jara reconocen una estrategia similar: elevar la temperatura para movilizar a sus bases. La diferencia es que, en su caso, el adversario principal no es Gonzalo Winter ni Jaime Mulet, sino Tohá.
Parte del diseño comunista se ha centrado en mostrar a la exalcaldesa de Santiago como el “regreso de la Concertación”, encarnación de una política que, según dicen, excluyó históricamente a su partido.
“Más que el nerviosismo que a algunos les pueda entrar con las encuestas, el principal resultado va a ser que vaya mucha gente a votar”, dijo Jara tras el último debate en la Usach, reforzando el eje de su campaña: disciplina militante, propuesta programática y contraste ideológico.
Y en la práctica, el contraste ha sido evidente. En educación, Jara propuso avanzar hacia el 70% de gratuidad universitaria. Tohá respondió con fuerza: “Lo primero es sacar adelante el proyecto actual (fin al CAE). Decir que haremos más, cuando no es viable, no es responsable”, aseveró.
En seguridad, el tema más sensible, los roces también fueron notorios. “Decir que no se ha avanzado nada en seguridad es darle un favor enorme a la derecha”, lanzó Tohá. La exministra del Trabajo no se quedó atrás: “No se puede tapar el sol con un dedo. Para gobernar hay que partir de la realidad”.
Ambas utilizaron sus redes sociales para amplificar sus intervenciones. Instagram, reels, X (ex Twitter) y TikTok se han vuelto campos de batalla. Tohá difundió sus interpelaciones directas; Jara respondió con clips en los que refuerza su mensaje de compromiso y consecuencia histórica.
Expertos locales: estrategias de contraste en un contexto adverso
Para Rodrigo Landa, experto electoral, lo que se está viendo es una campaña de nicho.
“Los comandos saben que no pueden entusiasmar al votante independiente que está decepcionado del gobierno. Por eso apuntan a sus bases, a ese segmento que tiene alguna cercanía ideológica”, planteó.
Cree que Tohá intenta desmarcarse de la administración Boric, sin abrazar del todo el legado de la Concertación.
“El problema es que no queda claro si esa distancia es real o solo una estrategia de campaña”, sostuvo.
También advierte sobre los límites del trabajo territorial en un contexto de apatía.
“Si no hay caja de resonancia mediática, el esfuerzo en terreno se diluye. Por eso vemos que lo icónico, como la inscripción de Matthei en la oposición, termina valiendo más que cien actividades pequeñas”, aseveró.
Paulina Pinchart, experta en marketing político, coincide.
“Las primarias son muy distintas a una elección Presidencial. Acá votan quienes tienen un compromiso -positivo o negativo- con los candidatos. Y eso cambia la forma de hacer campaña”, expresó.
Para Pinchart, Tohá representa más una nostalgia que una fuerza movilizadora real.
“Su electorado está menos comprometido. En cambio, los votantes de Jara, aunque menos numerosos, son más obedientes y disciplinados. Eso puede marcar la diferencia el 29 de junio”, aseveró.
Sobre las particularidades de esta contienda, manifestó que “el trabajo es silencioso pero intenso. No se trata de grandes actos, sino de movilización directa, uno a uno. Especialmente en Santiago y Valparaíso, que decidirán la elección, y donde candidatos como Gonzalo Winter pueden dar una sorpresa”, mencionó.
Participación: el fantasma que recorre la primaria
El gran problema para las campañas es uno que ninguna confrontación puede resolver por sí sola: la baja participación.
En 2021, la primaria entre Boric y Jadue atrajo a 1,75 millones de electores. Hoy, en el comando de Tohá se han puesto una vara alta: llegar a los 2 millones. De no lograrlo, admiten, el riesgo de derrota es alto.
Jeanne Simon, politóloga y académica de la Universidad de Concepción, cree que el electorado clave será el de los simpatizantes independientes de centroizquierda.
“La gran pregunta que se hacen los posibles electores es quién puede enfrentar mejor a la derecha. Desde esa inquietud deben construirse las campañas”, mencionó.
Para ella, el orden en que lleguen los candidatos no solo definirá al ganador, sino también la fuerza con la que llegará a la papeleta final.
“Cada partido busca demostrar que tiene musculatura electoral. Y eso solo se logra con votos reales”, sostuvo.
Álvaro Acuña, académico de la U. del Bío-Bío, ofrece una visión más crítica.
“Esto no es una elección del país, sino una elección interna de los partidos. Y los partidos hoy son de las instituciones peor evaluadas”, dijo.
Cuestionó, además, el gasto asociado al proceso.
“Valoro las primarias, pero creo que deberían ser internas, con sistemas digitales y mucho menos costosas. La participación será baja, y eso nos va a dejar una gran interrogante: ¿Para quién estamos haciendo este esfuerzo?”.
¿Quién gana polarizando?
A esta altura, no hay duda que la estrategia de contraste llegó para quedarse.
Tohá la necesita para recuperar el control de la agenda. Jara la usa para consolidar su crecimiento. Ambas buscan agitar un proceso que, por ahora, no prende con fuerza fuera de sus entornos políticos.
Gonzalo Winter y Jaime Mulet, los otros dos contendores, se han mantenido más al margen. El primero intenta posicionarse como una evolución del Frente Amplio -incluso reivindicando el uso de corbata como símbolo de madurez política-, y el segundo navega en aguas menos agitadas.
En los próximos días, los comandos oficialistas deberán resolver el dilema de todas las primarias: cómo lograr que un proceso interno adquiera legitimidad pública. Y eso, en el Chile actual, pasa menos por los programas y más por la percepción de liderazgo.
Hasta ahora, el tono, el estilo y la capacidad de movilización han definido el curso de la contienda.
La pregunta que flota sobre el escenario es clara: ¿Ganará quien mejor encarne las ideas del gobierno o quien logre proyectar que no será más de lo mismo?
En esa tensión -entre continuidad, ruptura y nostalgia- se juega el destino de una primaria que, aunque interna, puede moldear la próxima elección Presidencial del 16 de noviembre.