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Cooperativas y desarrollo económico local

Esta semana celebramos el Día Internacional de las Cooperativas, una fecha que no debe pasar desapercibida. Las cooperativas no solo son parte del tejido productivo de Ñuble: son un pilar estratégico para avanzar hacia un desarrollo más justo, descentralizado y con identidad territorial.

Desde el Ministerio de Economía y, particularmente, desde nuestra labor en Ñuble, no las entendemos como actores secundarios, sino como protagonistas del desarrollo local. Su capacidad de generar empleo, promover la asociatividad, fortalecer identidades productivas y culturales, y movilizar economías locales, las convierte en una herramienta poderosa para enfrentar desigualdades estructurales.

En Ñuble contamos con más de 46 cooperativas activas y más de 80 mil socios. Muchas de ellas están vinculadas a sectores como el agrícola, agropecuario, vitivinícola y las industrias creativas. Más allá de sus rubros específicos, todas expresan una forma de organización democrática, resiliencia económica y compromiso comunitario. Representan una manera distinta de entender la economía: más solidaria, participativa y con arraigo en los territorios.

Sabemos que ningún modelo cooperativo se sostiene solo. Por eso, desde el Gobierno del presidente Gabriel Boric hemos impulsado acciones concretas para su fortalecimiento, como la creación del Instituto Nacional de Asociatividad y Cooperativismo (INAC). Este organismo, implementado como comité CORFO, tiene por misión coordinar actores públicos y privados, ofrecer asesoría técnica, diseñar herramientas de apoyo y acompañar procesos de federación y crecimiento. Su gobernanza público-privada y paritaria es una clara señal del compromiso con el sector.

Un ejemplo concreto de articulación público-privada es la instalación de la nueva planta de AgriChile en la comuna de Ñiquén, parte del Gabinete Pro Crecimiento Económico. Esa inversión avanzó con celeridad gracias a una efectiva coordinación intersectorial. Hoy, esta empresa trabaja directamente con pequeños productores, como la cooperativa campesina de Trehualemu, en El Carmen. Son vínculos virtuosos que muestran el verdadero potencial del modelo cooperativo cuando existe articulación y confianza.

También debemos avanzar en su integración en estructuras de segundo y tercer grado, como federaciones, que generen economías de escala, incrementen su capacidad de negociación y fortalezcan su impacto. En Ñuble, esto es especialmente clave en sectores como el vitivinícola, donde la articulación puede proyectar aún más nuestros productos con identidad propia y valor agregado.

Ñuble tiene todo para convertirse en un referente nacional del cooperativismo moderno, innovador y profundamente arraigado en lo local. Para lograrlo, debemos seguir articulando lo público y lo privado, generando más instancias de participación, visibilizando sus casos de éxito y fortaleciendo el modelo cooperativo no como una simple alternativa, sino como un camino legítimo, sostenible y transformador para construir un Chile más justo.

Erick Solo de Zaldívar Garay
Seremi de Economía, Fomento y Turismo

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