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Avances del Paso Minas-Ñuble

El anuncio del gobernador regional Óscar Crisóstomo, en Neuquén, de que el Paso Internacional Minas-Ñuble estará operativo de manera permanente a más tardar en 2032 no es un hito para nuestra región, que ha esperado demasiado tiempo para incorporarse al desarrollo fronterizo del sur de Chile.

El paso Minas-Ñuble, que conecta San Fabián de Alico con la provincia argentina de Neuquén, es más que un cruce cordillerano: es una promesa de desarrollo latente. Durante décadas, fue solo un recuerdo de los arrieros y familias que cruzaban libremente entre Las Ovejas y Ñuble, alimentando un intercambio cultural y económico que la historia, los terremotos y las restricciones geopolíticas acabaron cerrando. Hoy, ese mismo corredor andino vuelve a la escena, esta vez como un potencial eje estratégico de integración, comercio y turismo.

Hay avances concretos indiscutibles: el traslado del retén de Carabineros, las obras iniciales de infraestructura, el diseño de un complejo aduanero binacional integrado, y una inversión estatal de más de $6.000 millones por parte del Ministerio de Obras Públicas. Todo esto apunta a una voluntad política real de la actual administración, que hay que reconocer y resguardar. Pero también obliga a asumir con madurez el desafío que representa.

Desde Sernatur hasta la comunidad de San Fabián, pasando por empresarios, dirigentes sociales y habitantes comunes, todos comienzan a imaginar un nuevo mapa regional, en el que Minas-Ñuble se transforma en un motor de crecimiento. El turismo aparece como punta de lanza, con proyecciones ambiciosas que ubican a San Fabián como el cuarto polo turístico de Ñuble, al nivel de Las Trancas, Quillón y Cobquecura. La posibilidad de conectar el valle del Itata, la cordillera y la costa a través de rutas estratégicas, suma, además, una interesante visión territorial para esta actividad económica.

Más allá del turismo, el paso también abrirá oportunidades concretas para el comercio y las exportaciones agropecuarias. Que los productos de Ñuble lleguen a los mercados del sur argentino no solo es posible, es deseable.

Pero no todo es voluntad. Lo que se juegue en los próximos años dependerá en gran medida de la capacidad de las autoridades locales, regionales y nacionales de sostener este proceso más allá de los ciclo político-electorales. El paso Minas-Ñuble requiere convicción, financiamiento progresivo, gestión efectiva y unidad. No puede ser una bandera de un sector ni un proyecto atado a un gobierno. Debe ser una causa transversal, de Estado.

Las autoridades de Neuquén han mostrado disposición y visión estratégica. La venida del gobernador Rolando Figueroa a terreno, el trabajo conjunto para habilitar instalaciones binacionales, y los encuentros con empresarios son señales concretas de un proceso en marcha.

Ñuble no puede desaprovechar esta oportunidad. La integración es una herramienta poderosa para transformar realidades, y que un antiguo paso de arrieros se convierta en un corredor turístico, comercial y humano sería más que una reivindicación histórica, sería un ejemplo sobre el tipo de región que queremos construir.

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