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Académicos de las carreras de ingeniería comercial y Economía de diferentes universidades analizan los orígenes económicos de la contingencia.
“Lo primero que me viene a la cabeza es vergüenza profesional”, así de enfática es la respuesta de Claudio Parés, director del Departamento de Economía de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la Universidad de Concepción, tras ser consultado por este medio sobre los orígenes económicos de la situación actual.
Luego indica que “gran parte de lo que sucede es porque los técnicos, normalmente encabezados por los economistas, no hemos sabido considerar cuestiones esenciales como la desigualdad, los anhelos de las personas, la moral y la ética, y hemos puesto por delante cálculos de costos y beneficios en los que lo esencial quedó fuera, por ser invisible a los ojos (o a la medición del valor actual neto, como parafraseó alguien por ahí)”.
En esta línea, Pares apunta además a que “uno de los problemas -a mi humilde juicio- es que se desalinearon las expectativas de la gente porque aparecieron “mundos paralelos”. Cuando el grupo minoritario del lado bonito se toma la agenda porque simplemente no ve lo que pasa al otro lado y del otro lado ven y escuchan todo el día a los del lado bonito, llega un punto en el que todo revienta. ¡Queremos algo de eso! Es cierto que estoy mejor que mis padres, que estoy endeudado por mis propias decisiones de consumo, de educación y otras cosas, pero insisten en que puedo salir de aquí a punta de esfuerzo y llevo treinta años trabajando y resulta que el lado bonito está lleno de individuos que ganan 50 veces lo que gano yo”.
Del mismo modo, reitera que “fallamos los técnicos, porque no fuimos capaces de escuchar lo que muchos decían acerca de este problema.
Creíamos que con mecanismos mágicos podíamos resolver los problemas de a uno y no vimos que había cuestiones mucho más de fondo”.
En cuanto a posibles salidas o soluciones, el director de la Departamento de Economía de la UdeC dice que: “falta estar seguros de que ambos lados entienden lo que pasa o pasaba al otro y que estamos hablando de un verdadero pacto social y no de un intento de mandar a los otros de vuelta a su lado, simplemente, porque la Economía no se trata de administrar precios y cantidades en los mercados, sino de resolver problemas con recursos escasos.
Redistribuir el ingreso
Para Luis Felipe Slier, director de Ingeniería Comercial de la Universidad San Sebastián, “uno de los factores en los cuales como país hemos crecido y avanzado es en la superación de la pobreza y en el acceso a un mejor bienestar de la población, sin embargo, como sociedad nos resta avanzar en superar la gran desigualdad que se produce al momento de redistribuir el ingreso que como país hemos sido capaces de generar”.
Otro punto relevante, según Slier, tiene que ver con “repensar la estructura tributaria de un país que debiese, por medio de esta, llegar a disminuir las desigualdades, pero al analizar el coeficiente de Gini antes de impuestos y después de impuestos, vemos que el efecto redistributivo que se debiese generar con los impuestos no es tal. Ese ha sido, entre otros, uno de los factores de la actual crisis”.
A lo anterior, suma que “los desafíos como país son relevantes y debemos avanzar hacia una sociedad que sea más justa y equitativa, donde el Estado cumpla un rol de regulador y que rinda cuenta de cómo los impuestos de todos nosotros son utilizados (accountability)”.
Andrés Ulloa, académico de Ingeniería Comercial de la Universidad Católica de la Santísima Concepción, adelanta que “en octubre tendremos crecimiento negativo y en el último trimestre un crecimiento cercano a cero. Por lo tanto, el PIB del 2019 será menor al 2%”.