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Un escenario negativo para la inversión en transmisión de energía en la región de Ñuble describió el exseremi del ramo, Manuel Cofré Suárez, quien criticó la falta de nuevos proyectos, así como el retraso de iniciativas clave, como la línea de 66 KV Charrúa-Chillán, cuya quinta licitación se declaró desierta en marzo pasado.
“Faltan proyectos. En los últimos años no se han anunciado nuevos proyectos. El plan de expansión 2022 fue cero para Ñuble; el plan 2023 fueron dos subestaciones, una en Coihueco y una en Pinto, menores; el open season para obras urgentes, que se anunció el año pasado, cero (las dos obras de Ñuble postuladas no fueron escogidas por la autoridad); se cayó la licitación Charrúa-Chillán, la línea 66 kV el cambio de conductor; y se cayó la línea 66 kV Monterrico-Cocharcas; y no hay nuevos proyectos, el tema está en que faltan nuevos proyectos”, aseveró.
El ingeniero civil industrial y abogado hizo hincapié en que la mirada energética debe ser a largo plazo. “Los proyectos de transmisión demoran mínimo seis años, desde que se presenta en el plan de expansión hasta que se corta la cinta. Entonces, si estamos pensando en proyectos que empiecen su operación en 2030, ahora es cuando hay que empezar el proceso de licitación y todo lo que conlleva, y eso no lo veo. No sé qué obras nuevas de transmisión se están promoviendo para el plan de expansión 2024”, argumentó.
Energía y pobreza
Consultado por las licitaciones fallidas de las líneas de transmisión Charrúa-Chillán y Monterrico-Cocharcas, planteó que, “en ambos proyectos, se hizo lo más riesgoso posible. Repitieron el mismo modelo de las licitaciones fallidas anteriores, donde pasamos de tener un oferente a no tener ninguno”.
Por otra parte, Cofré se refirió a la pérdida de tiempo en la contratación de un estudio para cuantificar la demanda energética, indicando que “no hay que esperar la opinión de santiaguinos para darnos cuenta que las subestaciones Cocharcas y Chillán están colapsadas, que Coelemu necesita una subestación o que la línea que alimenta San Carlos no da abasto, por citar algunos ejemplos. Con esta burocracia inconducente, lo único que lograremos es relentizar el desarrollo de Ñuble y seguir en los estados actuales de pobreza que exhibe la región”.
“Ñuble es pobre por falta de transmisión. Así de simple. El año pasado pasamos a ser la región más pobre de Chile. Y por eso pedíamos tanto la subestación Las Delicias y la subestación Coiquén, en Itata, porque es la única forma de sacar a Itata de la zona de rezago -que es un término elegante para decir pobre-, es instalando empresas, y hoy día usted no puede instalar nada, un aserradero, un packing grande, un hotel grande, ni un hospital, porque no tiene energía. Entonces, tiene que tener subestaciones, y debe tener energía. Ahora, si más adelante la población de Cobquecura o de la costa crece y necesita plantas a gran escala desalinizadoras de agua, también van a requerir energía; cuando se masifique la electromovilidad, necesitarán más energía. Creo que la pobreza en Ñuble se combate con energía, entre otros factores, pero la energía es esencial”, reflexionó el exseremi.