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Desorden. Eso es lo que se avizora en la comuna de Chillán cuando se tiene en consideración algunos de los fenómenos que más preocupación han generado a vecinos y autoridades en los últimos años, como el aumento del parque vehicular, la expansión de polos residenciales hacia la periferia de la zona urbana, el debate respecto a proteger la genética patrimonial de algunos barrios o la ocupación de zonas de riesgo o espacios de uso público ante el déficit habitacional que presenta la capital regional de Ñuble.
Orden. Esa es la respuesta natural a lo anterior y la única herramienta legal con la que cuenta la Municipalidad de Chillán para garantizar orden es mediante la actualización del Plan Regulador Comunal, opción que ya no cuenta con virtualmente ninguna traba desde que el pasado 14 de febrero entrara en vigencia el Plan Regulador Intercomunal Chillán-Chillán Viejo, la carta de ordenamiento territorial sobre la que el PRC se debe actualizar.
Sin embargo, en los pasillos de la casa consistorial chillaneja, se comenta que por lo pronto no hay presupuesto como para iniciar los estudios que den inicio al proceso.
Proceso que, por su naturaleza de estudio, consultiva y de planificación, suele tomar años desde la etapa de diagnóstico a la de anteproyecto; y al menos otros dos años más para que salga de las esferas de la Contraloría. Entonces, “no se puede seguir demorando, contar con una actualización del Plan Regulador Comunal, no solo es necesario, sino que urgente”, observa el arquitecto Miguel Ángel Pino, jefe del proyecto Bicentenario de la municipalidad local.
Al menos, la semana pasada, desde el Gobierno Regional se hizo público que el Gore estaba dispuesto a colaborar con recursos para sacar adelante esta iniciativa lo antes posible.
Para estimar los costos asociados a un estudio para actualizar un PRC, se debe tomar en cuenta que cada comuna tiene sus propias características, por lo que determinar un valor dependerá de muchos factores.
El arquitecto Nelson Anabalón, urbanista de la Municipalidad de Chillán, dice que entre esos factores destacan “la existencia o no de una cartografía actualizada, de los estudios bases que deben ser ejecutados y la amplitud del territorio o la población que se asocia a los eventos de participación ciudadana para dar a conocer, analizar y refrendar el plan, en base a instrumentos similares licitados y los estudios que debemos realizar, se estima un costo aproximado de $400 millones, y por lo anterior se considera tener un financiamiento compartido con el GORE que manifestó su disposición a apoyar la iniciativa”.
Tales fondos llegan, a través del Gore, mediante la Subsecretaría de Desarrollo Regional (Subdere), por lo que ahora resta que se genere un dialogo técnico-político entre el Gore y la Municipalidad para conseguir los recursos.
Cuando se aprueban ya no sirven
Nelson Anabalón anticipa que al menos ya se está trabajando en esta iniciativa, es así que los términos de referencia o bases técnicas para licitar este estudio está en su etapa final de corrección y visto bueno.
“A modo de referencia y resumen del proceso puedo señalar que la etapa de diagnóstico tendrá un plazo máximo de ejecución de 126 días corridos, lo cual se suman a las etapas siguiente de imagen objetivo, formulación de anteproyecto, formulación de proyecto y aprobación formal de plan”, añade.
Pero conforme a experiencias cercanas, y dentro de Ñuble, ese proceso puede tardar cerca de cuatro o cinco años, o incluso mas, si algunos cálculos políticos pueden intencionar una vocación negativa del anteproyecto, por parte de algunos integrantes del concejo municipal.
Actualmente, la única comuna de Ñuble que está trabajando en la actualización de su PRC, es la comuna de Pinto.
Comenzaron en 2020 y recién dentro de las próximas semanas se espera que el concejo municipal de la comuna vote a favor o en contra del anteproyecto elaborado por la consultora santiaguina Infracon.
“Y si ya van cuatro años de espera, ahora hay que entender que se vienen por lo menos otros dos años más, cuando pase a la etapa de revisión y aprobación por parte de la Controlaría”, comenta la concejala de Pinto, María José Chávez, una de las cuatro integrantes de ese concejo que se hizo parte en cada una de las etapas de la conformación del proyecto PRC Pinto.
“Si bien para nosotros fue un poco más complejo el tema de la difusión de lo que se estaba haciendo, lo que es fundamental porque este proceso requiere de consultas ciudadanas, ese se debe a que nos tocaron en el inicio del proceso una de las etapas más críticas de la pandemia, por lo que había muchas dificultades para realizar jornadas participativas, realizar las encuestas o generar las convocatorias que exige la ley”, apunta.
De todas formas, hace más de dos años que las restricciones de movilidad generadas por la emergencia sanitaria finalizaron y “estas tardanzas, muchas veces motivadas por la aparición de algunos grupos de personas que acusaban sentirse marginados de participar en las reuniones, pese a que la municipalidad realizaba convocatorias abiertas por radio, diarios y redes sociales, van muy a tras mano con los cambios que, de nuevo, estamos viendo en la comuna”, advierte la concejala.
A lo que apunta la edil es a que, por ejemplo, ya es posible advertir una mayor presencia de sectores habitacionales, especialmente en el sector oriente de la comuna (Las Trancas) y una proliferación de casas construidas en predios irregulares.
“Desde que empezó la fase de diagnóstico del PRC de Pinto a la fecha, me atrevería a decir que ya se han venido a vivir a la zona, al menos unas cuatro mil personas más, lo que representa un porcentaje demasiado relevante si se tiene en cuenta que somos una comuna pequeña y sin tanta población”.
Todo esta mutación demográfica genera nuevas exigencias y esfuerzos a los municipios; comienzan a ser los lineamientos de futuros requerimientos urbanos no contemplados en un PRC que pese a ser considerado como actualizado “es probable que comience a quedar casi obsoleto una vez que se apruebe. Insisto, Pinto es una comuna pequeña comparada con Chillán, por lo que si allá no agilizan este proceso, una vez que lo aprueben es posible que la ciudad ya sea muy diferente a la que podemos ver hoy”, concluyó.
Los puntos criticos del PRC
El Prich 2024 mostró cuáles eran los nuevos usos de suelo para la comuna, estableciendo además cerca de 3 mil hectáreas más –especialmente al norte de la ciudad- y los terrenos de exclusivo uso para área verde o como parque industrial.
Sin embargo, la preocupación ciudadana apunta a la necesidad de concluir lo antes posible las obras viales que garanticen un flujo vehicular más expedito, como la Circunvalación, la ampliación de Vicente Méndez hacia el Cruce a Cato, o los trabajos, ya próximos a concluir, de la ampliación de Huambalí y Diagonal Las Termas.
Sobre esta línea, Nelson Anabalón, aclara que dentro de los estudios bases para la actualización del PRC, existe un estudio de movilidad urbana, que analiza y propone soluciones al desplazamiento de los modos de transporte.
Este estudio, debe tener una propuesta que permita tener una ciudad con alta calidad de vida, “pero a priori no es factible señalar cual es el resultado final, pues dependerá de cómo nosotros queremos que sea Chillan”
El arquitecto apunta a que las necesidades de vialidad estructurante y el espacio que debe destinar a los distintos modos de transporte dependerá, entre otros aspectos, a los usos de suelo, normas urbanísticas y tipo de población que pueda instalarse en ese territorio.
Por lo tanto, “no requiero la misma vialidad para zonas de equipamiento o residencia, o de alta densidad o baja, si genero sub centros, tendré menos desplazamientos para actividades cotidianas. Son muchas las condiciones que deben ser considerado para la propuesta final, independientemente que a modo personal no creo que mayor cantidad de vías para los vehículos me resuelvan el problema de conectividad, si no que es relevante de qué manera incentivo los modos peatón, ciclista, de transporte colectivo, por ejemplo para tener una ciudad más eficiente”.
Altura de edificios
Otras de las dudas -y discrepancias con la Cámara Chilena de la Construcción es el establecer los límites de altura que podrán tener los edificios en la comuna y en qué áreas específicamente se podrá pasar de los cuatro pisos.
La formulación de un PRC o su actualización tienen una etapa de Imagen Objetivo, -que no existió en PRC anteriores- y es ahí donde entre varias alternativas,se debe definir la ciudad que queremos.
“Y como asesoría urbana debemos ser garante que todas las ideas o propuestas son válidas y deben ser analizadas. Pueden haber conceptos técnicos de como enfrentamos por ejemplo la densidad promedio propuesto para el cuadrante fundacional por el Prich, proponiendo bajas densidades en barrios históricos y mayores densidades y alturas frente a vialidades que me permitan mayor concentración de habitantes y vehículo, o la creación de sub-centros con mayores alturas y zonas residenciales internas de baja altura. Existen muchas alternativas que analizaremos en su mérito para que entre todos decidamos como seguirá creciendo Chillán”, sostuvo.
Respecto al déficit de áreas verdes, otro de los puntos críticos de la ciudad, Anabalon explica que normalmente se compara a lo que sugiere la OMS (Organización Mundial de la Salud) la cual señala un estándar de 9 metros cuadrados, por habitante como mínimo.
“Si consideramos datos del INE o catastro propio, actualmente tenemos entre 5 y 6 metros cuadrados promedio por habitante en nuestra comuna, pero más que la cantidad de metros cuadrados que existan, es más importante el acceso que cada uno tenemos a estas áreas, por lo cual en lo personal creo que hay que priorizar la ejecución de áreas verdes en sectores deficitarios y cercanos a la comunidad, independientemente que se puedan desarrollar en paralelo parque periurbanos”.
Finalmente, respecto a la necesidad de actualizar las zonas de riesgo en la comuna -en especial tras las últimas catástrofes como los incendios del verano anterior y las inundaciones del invierno de 2023- en la municipalidad explicaron que respecto al PRC, “tenemos definido un límite urbano propuesto por el Prich y es aquí donde debemos poner todos nuestros estudios y esfuerzos, para que tengamos una ciudad segura.
De todas formas, es imposible actualizar un mapa de riesgo fuera del contexto del Plan Regulador.