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A solo un mes de la puesta en marcha de la región, la Comisión de Evaluación Ambiental de Ñuble rechazaba en octubre de forma unánime el primero de los 11 centros de cultivo de salmones de la empresa Pelícano S.A. que buscan instalarse en las costas de Cobquecura, Trehuaco y Coelemu. Los vecinos, a través del movimiento Todos Somos Cobquecura y el municipio, se han involucrado activamente de los procesos de participación ciudadana contemplados en la legislación ambiental.
Esta semana, la Superintendencia de Medio Ambiente (SMA) emitió la resolución que determina que en abril del próximo año se debe materializar el despoblamiento progresivo y la clausura del plantel de cerdos Santa Josefina, ubicado en el sector de Bustamante de Coihueco. Los residentes de esa localidad lucharon por el cierre desde hace 14 años, y ante la negativa de la empresa de acatar las sanciones interpusieron recursos judiciales. Ambas comunidades, analizan que la llegada de la SMA y el Servicio de Evaluación Ambiental (SEA) a Ñuble fue positiva para los resultados que se han transformado en los dos hitos medioambientales que marcan el primer año de la región.
Sin embargo, estas y otras localidades siguen en alerta por proyectos que aseguran amenazan sus territorios.
El despertar ambiental
El seremi de Medio Ambiente, Patricio Caamaño, considera que “este es un despertar ambiental, porque pese a que ya habían iniciativas, faltaba la institucionalidad para que se pudiesen realizar. Destaco el recambio de calefactores que aumentó de 1.871 equipos a 5 mil unidades, la certificación ambiental de los municipios y el cierre del plantel Santa Josefina”.
Caamaño sostiene que “la llegada de la SMA y el SEA hizo que procesos que históricamente no se habían normalizado, ahora podamos hacerlo. Siempre se cataloga a la derecha como si no le interesaran estos temas, pero quedó demostrado que no se aprobarán los proyectos sin un equilibrio social, económico y ambiental”.
Desafíos
La coordinadora Ñuble Sustentable y Libre de Contaminación reúne a más de 20 organizaciones, entre ellas, el movimiento Todos Somos Cobquecura. Su vocero, Cristóbal Bustos, analiza que el desarrollo ambiental de la región “debería ser siempre armónico, pensando en lo que deberíamos dejar a futuro, que no nos pase lo que está ocurriendo en el planeta en general, y avanzar a la sostenibilidad”.
Rosa Saldías, vecina del sector Bustamante, y quien inició la lucha por concretar el cierre del plantel de cerdos Santa Josefina, considera que los desafíos ambientales de Ñuble se deben enfocar en “que los municipios definan los lugares donde estará la agricultura y la industria. La gente debe empoderarse y saber qué es lo que quiere para su comuna. Nuestro caso ocurrió porque era un sector de baja escolaridad, alejado, donde no había regulación del uso de suelos. La creación de la región fue positiva porque estuvimos más cerca de las autoridades, en Biobío falto preocupación por informar y proteger a una comunidad aislada”.
Ulises Lari, presidente del Comité Ambiental de Chillán Viejo, comuna que cuenta con un relleno sanitario de residuos domiciliarios y otro industrial, además de planteles porcinos y una planta de tratamiento de aguas servidas, enfatiza que “la protección ambiental de la región no es de las mejores, y es algo que se arrastra desde hace mucho tiempo. En Chillán Viejo se está acumulando una gran cantidad de fuentes de contaminación, y se pretenden instalar otras, arriesgamos ser una zona de sacrificio, es importante que las autoridades tomen en cuenta el concepto de equidad ambiental. El crecimiento económico debería estar supeditado al medio ambiente, pero ocurre lo contrario”.
Ghislaine Vallejos, vocera de la Asociación de Defensa del Entorno Ecológico y Patrimonial del sector poniente, que busca evitar proyectos de áridos en su territorio, manifiesta que “nuestras autoridades han sido negligentes en su actuar, por ejemplo en relación a las fiscalizaciones. Queremos una región que cuide su patrimonio con proyectos sostenibles y sustentables, no depredadores. Nuestra mirada es hacer de Ñuble una zona de desarrollo turístico, patrimonial y agrícola, con una vocación productiva”.