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Uno de los efectos buscados con la creación de la Región de Ñuble era una mayor proximidad y cercanía de autoridades regionales con los diferentes actores que son parte del territorio, lo que incluye a los municipios, empresarios y emprendedores. Con ello, la gestión se acercaría de mejor forma a la realidad, logrando identificar las urgencias, como los temas de mediano y largo plazo.
En estos primeros 5 años de vida independiente algo se ha avanzado en la interacción entre actores públicos y privados, pero no lo suficiente para mover la aguja en materia de creación de alternativas de inversión y de espacios territoriales competitivos, donde el sector privado puede contribuir no solo con capital, sino también con conocimiento especializado, información o habilidades, mientras que el Estado debería asegurar la zonificación y permisos para garantizar que los proyectos se lleven a cabo.
Esta visión es la que inspira la propuesta de una Zona Económica Especial (ZEE) Agrícola en Ñuble, una idea del académico Renato Segura, actual director de Desarrollo Productivo de la municipalidad de Chillán, que ha sido levantada por los gremios productivos de la región y ha recibido el respaldo de diferentes actores del mundo político.
Básicamente, se trata de construir una estrategia de desarrollo común con la sociedad civil, el aparato público y el sector productivo, aprovechando una herramienta de gestión pública para ayudar a regiones que están en una situación económica desmejorada. De esa forma se pueden introducir regulaciones y procedimientos administrativos para estimular la actividad económica de esa región, a partir de su mayor potencialidad. En nuestro caso, ese factor clave es la agricultura.
Las oportunidades para el desarrollo de Ñuble, a partir de nuevas inversiones, son casi ilimitadas. Borrar el “casi” estará dado por la capacidad de las autoridades de innovar en su gestión y generar condiciones para captar el interés de potenciales inversionistas.
La innovación es un factor que hace de la gestión política algo superior. Incluso los que desconfían de la política suelen tener dificultades para abordar este paso imprescindible, creyendo que ser eficaz es meramente hacer las cosas bien, cuando en realidad hacerlas verdaderamente bien es muchas veces dejar de avanzar por la vía acostumbrada y animarse a optar por una enteramente distinta.
Para mirar adelante, para aspirar a una región que sea capaz de revertir todos los indicadores negativos con que partió, habría que tomar en cuenta otras variables que no suelen ser consideradas en la escena política local, como podría ser esta propuesta de una zona económica especial que atraiga inversión y detenga la creciente depreciación de la actividad de nuestras pymes agrícolas.
Sería ese un acto de lo que deberíamos llamar innovación política, una forma de darle una vuelta inesperada al predecible desenlace que han tenido las fórmulas tradicionales de crecimiento y desarrollo económico en Ñuble.