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Si existe algún país o tema sobre el cual se ha escrito y reflexionado bastante en los últimos años, éste es Venezuela, particularmente desde la llegada de Hugo Chávez al Gobierno y el proceso de la “Revolución Bolivariana” o el “Socialismo del siglo XXI”.
En medio de todo el proceso que ha significado la presencia del “chavismo” en Venezuela, hoy administrado por una deficiente conducción de Nicolás Maduro y las Fuerzas Armadas (el auténtico poder en el país), las controversias no han cesado; todo lo contrario, las oposiciones (ya que no existe una sola oposición) y las diversas sensibilidades que afloran para terminar con el régimen de Maduro, desde los golpistas, pasando por los abstencionistas y hasta los que buscan salidas democráticas, siguen lidiando por ver cuál de todas las formas es la mejor, las más viable o realista para salir de la crisis. Sin lugar a dudas, como suele ocurrir en la historia con aquellos procesos históricos controversiales, los intelectuales suelen tomar partido por ciertos grupos en disputa o bien asumen posiciones más públicas, algunos por responsabilidad con ciertos valores, otros para poner su pluma al servicio de una determinada causa (a favor o en contra del régimen) y no faltan quienes lo hacen por ego y autorreferencia, por erguirse como “lumbreras” en medio de la oscuridad que generan las crisis en la población.
Lo cierto es que la situación venezolana se ha convertido en un buen campo para que irrumpan intelectuales críticos del proceso, quienes desde diversas posiciones o trincheras han criticado lo que ha acontecido en dicho país desde Chávez hasta Maduro. Intelectuales que no han escatimados esfuerzos para, a través de sus columnas o entrevistas, hacer presente lo nocivo y perjudicial que ha sido el “chavismo”, no solo para Venezuela, sino para América Latina. Expresiones como dictadura, autoritarismo, populismo, régimen violento, corrupción y así tanto otros calificativos son tan solo algunos de los conceptos que se han utilizado para catalogar lo que pasa en el país llanero bajo la conducción hoy en día de Maduro.
Pero estos intelectuales críticos no solo se han encargado de hacer presente lo malo de la “revolución bolivariana”, sino que también han buscado (directa o indirectamente) entregar algunas directrices a las oposiciones de cómo hacer frente al régimen de Maduro ¿Cuál ha sido el resultado de todo aquel trabajo? Hasta ahora parece ser un rotundo fracaso. Maduro sigue inmutable en el cargo, las Fuerzas Armadas refuerzan cada día el proceso y no se ve (por lo menos públicamente) algún tipo de fractura. Las oposiciones sumidas en un nivel de confusión y confrontación y los intelectuales críticos del proceso, al parecer, siguen “predicando” en el aire, ya que sus seguidores y otros tantos o no los escuchan, no los entienden, o bien sus reflexiones han terminado por aburrir a una población fatigada, entre otras cosas, de tanta verborrea y fraseología.
