El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, y su principal rival en las presidenciales del domingo 28 de julio, Edmundo González Urrutia, cerraron este jueves sus campañas en medio de advertencias del mandatario sobre un “baño de sangre” si pierde y fuerte presión internacional por elecciones transparentes.
Empuñando un sable del prócer Simón Bolívar, Maduro encabezó un primer acto en Maracaibo, capital del petrolero estado Zulia (oeste) y muy golpeado por la crisis que ha acompañado sus casi 12 años en el poder, donde prometió una “victoria por paliza”. Terminará el día en Caracas, a la que prometió “tomar” de “punta a punta”.
De su lado, González Urrutia puso igualmente broche final a su campaña con una concentración en Las Mercedes, un barrio acomodado en el sureste de Caracas.
El diplomático de 74 años es acompañado, como es habitual, por la exdiputada María Corina Machado, originalmente candidata de la alianza opositora Plataforma Unitaria, pero vetada por una inhabilitación administrativa.
“Nosotros no venimos a perseguir a nadie”, dijo el jueves el opositor en una rueda de prensa con corresponsales extranjeros, en la que aseveró que buscará un Gobierno de unidad si sale airoso en las urnas y negó una cruzada contra el chavismo.
Otros ocho candidatos minoritarios participan de la elección, a la que están convocados 21 millones de venezolanos de sus casi 30 millones de habitantes. Se estima que solo podrán votar 17 millones que siguen en Venezuela y no han migrado.
Presión internacional
Estados Unidos advirtió este jueves que “cualquier represión política y la violencia es inaceptable”, según John Kirby, portavoz de Seguridad Nacional, quien dijo esperar que las votaciones “reflejen la voluntad y las aspiraciones del pueblo”.