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Nuestro actual sistema de ahorro previsional tiene características diversas, dentro de las cuales se encuentran tres muy cuestionadas, que justifican el descontento social con las AFP.
Primero, es un negocio donde los inversionistas o dueños le cobran al cotizante una comisión por administrar sus fondos, sin asegurar una rentabilidad mínima como lo hacen los bancos, cooperativas o financieras. Pero las AFP han tenido una ganancia de $401.113 millones en los primeros nueve meses de este año, una empresa que nunca pierde, pero sus afiliados sí pueden perder dinero y en ocasiones una cantidad importante.
Segundo, cuando se crearon las Administradoras de Fondos de Pensiones en nuestro país, en el año 1980, se prometió que los afiliados al sistema recibirían como jubilación una cantidad cercana al 70% del último sueldo percibido en su época activa, lo cual se ha demostrado con el tiempo que es falso. Los primeros años las personas que se jubilaban tenían la posibilidad de incrementar sus fondos, pues se les entregaba un bono de reconocimiento por los años trabajados antes de incorporase a una AFP, este bono lo proporcionaba una caja de previsión social que formaban parte de un sistema de reparto. Pero las AFP tienen un sistema de capitalización individual, el cual considera que la cantidad a recibir como jubilación depende de su capacidad de ahorro que mensualmente corresponde aproximadamente al 10% del sueldo imponible, y aquí se produce la gran desigualdad producto de las diferencias de sueldos que hay en este país.
A partir del año 1980, todo ciudadano que comienza su vida laboral está obligado a imponer en una AFP, y por lo tanto ya no se considera el bono de reconocimiento. Así, los fondos acumulados empezaron a generar las reducidas pensiones que hoy estamos conociendo , s iendo otro supuesto no cumplido.
Tercero, el año 2002 se crearon los multifondos, delegando a cada afiliado la responsabilidad de elegir entre los fondos A,B,C,D y E. Se definió el fondo A como el más variable y por lo tanto el más riesgoso y el fondo E como el menos variable y menos riesgoso. El tema de elegir uno de ellos no es fácil, pues nadie se puede considerar experto en la materia dado que la incertidumbre está presente en la rentabilidad de cada uno de estos multifondos, y, en la practica, el afiliado hace lo que otra persona le dice que haga. Desde el comienzo las AFP han recomendado a los afiliados próximos a pensionarse o ya pensionados, que se queden en el fondo E, pues no tendrán variaciones muy grandes en su rentabilidad, pero en este último mes quedó demostrado que estas aseveraciones no son verdaderas, pues en muy pocos días el fondo E registró una baja del 7%, y todos aquellos afiliados que tenían sus ahorros previsionales en este fondo, perdieron una gran cantidad de dinero. Lo más grave es que son personas próximas a jubilarse y no todos tienen el tiempo suficiente para esperar que se recupere la rentabilidad de este multifondo, y por lo tanto sus pensiones serán aún más bajas.
Este es otro motivo para analizar y proponer mejoras a un sistema de pensiones descontextualizado, en el entendido que, si bien las expectativas de vida desde su creación hasta ahora han cambiado, no debería ser aceptado un contrato que determine la rentabilidad de mi dinero basado en expectativas de vida superior a 100 años.