Sergio Hernández, el actor avecindado en Ñuble que dio vida al Papa Francisco

Desde una tranquila casa en San Ignacio, Ñuble, el reconocido actor chileno Sergio Hernández cultiva su huerto, la vida en familia y también la memoria de sus grandes papeles. Uno de los más significativos lo llevó, en 2015, a transformarse en Jorge Mario Bergoglio en la cinta internacional “Llámame Francisco”, justo cuando el actual Pontífice llevaba dos años de papado. Por estos días, en que el mundo observa de cerca los rumbos del Vaticano, Hernández recuerda en conversación con La Discusión lo que significó interpretar a una de las figuras más influyentes de nuestra era.
Sergio Hernández vive en la comuna de San Ignacio desde la pandemia y ha continuado trabajando en lo actoral desde este rincón del sur de Chile, participando incluso en producciones locales como “Perkings”, del cineasta chillanejo Patricio Valladares. Pero fue en 2015 cuando recibió una de las invitaciones más especiales de su carrera: interpretar al entonces recién elegido Papa Francisco, a quien conoció dos veces en persona, una junto a su pareja Irma y la otra, en compañía del elenco de la cinta.
“Fue un orgullo y un honor interpretar a una persona de la magnitud del Papa, alguien tremendamente importante en nuestra historia. Él no fue cualquier Papa, porque ha transformado la Iglesia de una manera súper importante en diferentes aspectos. Interpretarlo fue un trabajo muy exigente, pero al mismo tiempo fue un tremendo regalo”, cuenta.
Sobre la preparación para el rol, detalla que no solo estudió materiales audiovisuales y escritos, sino que también incorporó una dimensión espiritual. “Todos los días durante mucho tiempo veía los distintos materiales existentes como documentales, homilías, escritos. Pero además volví a rezar después de muchísimos años para entrar en determinado estado que me acercara de alguna manera a un sentimiento superior, amoroso y santo”.
Entre los aspectos que más le impresionaron de Jorge Mario Bergoglio, menciona su enfoque en lo social. “Antes de ser Papa, tuvo un encuentro con Cáritas y es maravilloso lo que habló ahí. Habló de la conciencia social, de ser más generosos. También participó en el Encuentro de Aparecida en Brasil, donde redactó el documento final que discutía sobre la Iglesia actual. Ya siendo Papa, escribió varios documentos, uno de ellos dedicado al cuidado del planeta. Y lo último, es que a pocos días de morir seguía hablando de Gaza, de Ucrania, de Sudán, de la migración”.
El rodaje de la serie lo llevó a escenarios muy diversos. “Grabamos en varias partes. Cuando Jorge Bergoglio era obispo, frecuentaba la Villa 31 en Buenos Aires, que es un sector peligroso. La producción pidió permiso, y para mí fue muy interesante tener relación con la gente que vive en ese lugar. También lo hicimos en Roma, en Turín, en locaciones increíbles. Fuimos incluso al sur de Roma. Hicimos una escena en donde el Papa se encuentra con uno de los sacerdotes jesuitas que estuvieron desaparecidos durante la dictadura argentina, por lo cual se lo criticó mucho”, relata.
Llámame Francisco fue dirigida por Daniele Luchetti y se estrenó en 2015 como una miniserie de cuatro capítulos producida por Netflix y Mediaset. Protagonizada por Rodrigo de la Serna en la etapa más joven del pontífice, la serie narra la vida de Jorge Mario Bergoglio desde su juventud en Argentina hasta su elección como Papa. En ella, Sergio Hernández interpreta al cardenal Bergoglio en el momento crucial del Cónclave, ofreciendo una interpretación sobria y profunda del líder espiritual.
Tranquilidad en San Ignacio
Sobre su vida actual, Hernández comenta que desde fines de 2019 se instaló definitivamente en Ñuble. “Nosotros veníamos del 2015, pero estamos acá desde la pandemia. A fines del 2019 terminé un trabajo que se llamaba “Los Carcamales”, en Santiago, y a mediados de diciembre nos vinimos para acá a pasar el verano y ya nos quedamos porque vino la pandemia. Aquí estamos, pertenecemos a la comuna de San Ignacio. Aquí nos casamos, estamos con nuestro huerto, nuestro arbolito, con nuestra vida, muy apacible, muy tranquila, muy hermosa. Este lugar es muy lindo”, afirma.
Pese a la distancia con los grandes centros culturales del país, no ha abandonado su pasión por el teatro ni por la formación. “Siempre que se abra una posibilidad de trabajar en lo mío, yo feliz. También estoy en contacto con personas que tienen que ver con cultura porque mi interés es enseñar lo que aprendí en Polonia, porque yo estuve en el Teatro Laboratorio de Jerzy Grotowski, que es uno de los centros de desarrollo teatral más interesantes que ocurrió durante el siglo XX, y que ha transformado totalmente lo que es el teatro. Tuve el gran privilegio de trabajar allá y aprender mucho de lo que se ha descubierto a través de la antropología teatral. Formé personas en Francia, España, en Chile y quiero seguir en esa senda de la formación”, revela.