Reforma política se acerca a la Cámara, donde los propios afectados definirán su suerte

El Senado se apresta a votar en los próximos días una controvertida reforma al sistema político, que de aprobarse, modificaría aspectos estructurales del Congreso Nacional. Entre las principales medidas se contempla la introducción de un umbral electoral del 5% para acceder a la Cámara de Diputados y la pérdida del escaño parlamentario en caso de renuncia al partido por el que se fue electo.
La moción, que ha generado intenso debate, llegará pronto a la Cámara de Diputados, donde ya ha empezado a dividir aguas.
Uno de los primeros en anunciar su respaldo fue el diputado de RN por Ñuble, Frank Sauerbaum, quien calificó la reforma como “clave para fortalecer la gobernabilidad”.
“Entre 1989 y 2013, el promedio de partidos con representación parlamentaria era de 7,2. Hoy existen 25 partidos constituidos y otros seis en formación. Es insostenible”, advirtió.
Para Sauerbaum, el exceso de fragmentación dificulta la gobernanza y entorpece los acuerdos legislativos. En esa línea, valoró también la propuesta de reducir la cantidad de diputados.
“Volver a 120 es recuperar la tradición y reducir gastos innecesarios”, dijo.
El debate se anticipa tenso en la Cámara de Diputados, donde los representantes de partidos pequeños advierten sobre una posible “asfixia democrática”, mientras que otros sectores defienden la necesidad de una institucionalidad más ordenada y funcional.
“Es un blindaje a los partidos tradicionales”
Desde los partidos pequeños y emergentes, la visión es diametralmente opuesta a la del diputado Sauerbaum.
Patricia Torres, presidenta regional de la Federación Regionalista Verde Social (FREVS), acusó que el proyecto es un intento de blindar a los partidos tradicionales.
“El alza del umbral electoral al 5% es una fórmula excluyente que margina a nuevas fuerzas políticas y territoriales. No es una solución a la fragmentación, sino una regresión democrática que debilita la diversidad”, dijo.
Desde el Partido Social Cristiano (PSC), la diputada y presidenta nacional, Sara Concha, también expresó sus reparos.
“Si bien es importante resguardar la gobernabilidad, esta reforma puede socavar la legitimidad del sistema democrático al cerrar la puerta a la renovación política. Los partidos tradicionales no pueden tener el monopolio de la representación”, manifestó.
En contraste, otros actores del espectro político fuera del eje tradicional respaldan la iniciativa, aunque con matices.
Jorge Arriagada, vicepresidente regional del Partido de la Gente (PDG), expresó que “es necesario poner orden”. Si bien su colectividad es considerada pequeña, recalcó que el PDG cumplió con los requisitos de votación y representación en 2021.
“Logramos el 5% y obtuvimos seis diputados. Los partidos que realmente conectan con la ciudadanía no deberían temer estas reglas. Queremos que se cumplan ambas restricciones y se legisle también sobre los diputados díscolos que abandonan el partido apenas son electos”, mencionó.
Por su parte, desde el Partido Nacional Libertario (PNL), su coordinador regional ,Freddy Blanc, fue más categórico.
“Siempre consideramos un despropósito haber aumentado el número de parlamentarios. Esta reforma limpia la mesa. Si desaparecen partidos que no representan a nadie, mejor para la democracia”, afirmó.
Agregó que ve difícil que el mismo Congreso llegue a aprobar una ley que perjudique a los “socios de bancadas”.
“Si esta reforma llegara a aprobarse y aplicarse de inmediato, serían varios los partidos políticos que desaparecerían, lo que sería espectacular, ya que no alcanzan la representación que la ciudadanía requiere. Todo lo que sea limpiar la mesa será bienvenido. La casta está aterrorizada al ver aparecer partidos nuevos, grandes y fuertes, con un respaldo ciudadano como jamás se imaginaron. Eso pasa porque la gente ya se dio cuenta de quiénes son realmente los que nos han gobernado hasta hoy, con una permisividad e impunidad que tiene destruida nuestra institucionalidad”, sentenció