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Señor Director:
Lo peor que le podría pasar a Chile es que el empleo informal lentamente se empiece a constituir en la “nueva nor-
malidad” de nuestro mercado laboral. Hoy involucra a más de 2,5 millones de chilenos – un tercio de los ocupados
– por lo que hacerle frente debe ser uno de los desafíos más apremiantes de nuestra sociedad. La informalidad no
solo está asociada a desprotección social, sino también a salarios más precarios, mayor riesgo de caer en la pobreza,
menor estabilidad económica financiera y menor recaudación de impuestos.
Podemos afirmar con orgullo que en nuestro sector metalúrgico metalmecánico no existe la informalidad laboral,
y que, al igual que en la mayoría de los rubros de la industria manufacturera, sus colaboradores son los que poseen
los empleos de mejor calidad. ¿La clave para recuperar la formalidad?. Políticas públicas focalizadas, como aumen-
tar los incentivos para contratos a mayores de 50 años; opciones menos burocráticas de formalización; estímulos
tributarios, de financiamiento, o vinculados a I+D para quienes concreten empleos formales; rediseñar el sistema
de indemnizaciones por despido; ligar el pago de la PGU a incentivos a la cotización y mayor fiscalización y sanción
para el empleo informal.
El tiempo de actuar es ahora. No esperemos a que la informalidad se haga costumbre.
Fernando García L.
Presidente Asimet