Share This Article
Desde diciembre a la fecha, la empresa de distribución eléctrica Copelec ha debido rechazar la solicitud de factibilidad de conexión a la red a cuatro proyectos inmobiliarios en San Carlos, pertenecientes a las constructoras J.M. García, Galilea y J.C. Valdebenito (dos conjuntos), que suman un total de 722 viviendas.
La razón, según explicó el gerente general de Copelec, Patricio Lagos, radica en que no hay disponibilidad eléctrica (potencia) suficiente en la red en aquella zona. “Ésa es la respuesta que nos dio CGE”, argumentó el ejecutivo, quien advirtió que el retraso en la ejecución de obras de transmisión que están planificadas hace más de cuatro años le está pasando la cuenta a la región y en estos casos, en particular, amenaza el cumplimiento del plan de emergencia habitacional impulsado por el gobierno.
Lagos hizo hincapié en la alta vulnerabilidad de la red en la zona norte de la región, debido a que se está usando al máximo de su capacidad, particularmente en verano. De hecho, recordó que el verano pasado se debieron realizar cortes cuando llegó al peak la demanda y reforzar el sistema con medidas parche, mediante equipos de generación asistida.
“A las constructoras les hemos tenido que decir que está rechazada su factibilidad, dado que en la zona norte no existe potencia para alimentar esas 722 viviendas. Nosotros no teníamos contemplado que este problema pudiera afectar a las viviendas, porque siempre hubo potencia para las viviendas, para lo que no había potencia era para las industrias, pero hoy el problema está afectando a todos”, declaró el profesional.
Precisó que “nosotros teníamos comprometido que nos iban a dar más potencia en la subestación San Carlos, a través de la empresa de subtransmisión (CGE), pero cuando se quiso formalizar ese aumento de potencia que teníamos comprometido en San Carlos, nos indicaron que había otras dificultades y resolvieron que ya no nos podían volver a aumentar la capacidad que podíamos sacar desde la S/E San Carlos. Y ahí fue cuando nos dimos cuenta de que las villas que íbamos a tener que conectar durante este año y el próximo, no íbamos a tener la capacidad para hacer las conexiones”.
Preocupación en la CChC
En el gremio de la construcción existe una profunda preocupación por el escenario de la transmisión eléctrica en la región, dado que está frenando el desarrollo de proyectos en distintos rubros, como el inmobiliario.
“Estamos muy preocupados por el déficit energético en la región de Ñuble, que ha afectado las inversiones y el desarrollo regional durante décadas, y especialmente en los últimos años. Esta situación ha contribuido a altos niveles de desempleo y precariedad laboral, reflejados en la elevada tasa de informalidad”, expresó Ricardo Salman, presidente de la Cámara Chilena de la Construcción (CChC) Ñuble.
El dirigente sostuvo que “un ejemplo claro de esta problemática es lo que está ocurriendo en la ciudad de San Carlos. Según información de empresas del rubro de la construcción que buscan atenderse con Copelec, no han podido obtener factibilidad para la conexión eléctrica de sus proyectos, lo que afecta a 722 viviendas sociales. Esto no solo perjudica a las familias que necesitan sus viviendas, sino también a las empresas que han invertido y no pueden recuperar sus inversiones, ralentizando aún más el sector de la construcción, que enfrenta la peor situación de los últimos 20 años, especialmente en proyectos privados y orientados a la clase media”.
Dado ese contexto, Salman subrayó que “es urgente que el proyecto de ley de transición energética avance en el Congreso y se encuentre una pronta solución al grave problema energético que enfrenta la región de Ñuble. Con más de 24 mil desempleados y una informalidad laboral que afecta a más de 80 mil personas, es imperativo actuar con celeridad”, añadiendo que, “esperamos ver pronto cumplidos los compromisos que ha hecho este gobierno y el ministro de energía con el Plan Especial Ñuble”.
Soluciones
Iván Fuentealba, gerente de regulación y mercado de Copelec, advirtió que la solución está condicionada a la ejecución de obras de transmisión, sin embargo, estas obras no estarán operativas en el corto plazo, y si bien reiteró la necesidad de agilizarlas, planteó que se pueden evaluar otras acciones de corto plazo que permitirían dar una respuesta a estas constructoras.
“Se han planteado soluciones desde el mundo académico. Recordemos que el Ministerio encargó un estudio a la Universidad de Concepción en conjunto con la Universidad de Chile, orientado a la problemática de demanda energética que hay en Ñuble. Ellos hicieron un diagnóstico, que fue muy coincidente con lo que ya hemos conversado. Y también plantean soluciones para la zona norte, que tienen que ver con nuevas tecnologías de almacenamiento, pero eso tiene que ser evaluado por la Comisión Nacional de Energía, para que lo incorpore en un plan de expansión de la transmisión y le dé el carácter de urgente que necesitamos. Esas son las alternativas que hoy se están conversando”, comentó Fuentealba.
No obstante, Patricio Lagos enfatizó que “el problema que tenemos es hoy, creemos que es una situación compleja, porque si hubiera que hacer una obra para solucionar el problema de San Carlos, tendríamos que pensar en tres o cuatro años más”.
El gerente de Copelec reafirmó que “la solución depende de qué tan rápido que sea la legislación en torno a flexibilizar los permisos, en torno a apurar obras, ya que hoy día están todas las salidas legislativas en la Ley de Transición Energética que se tramita en el congreso. Hemos escuchado en la última semana que el tema está un poco trabado en el Senado, excepto por la aprobación de la norma para agilizar obras y aumentar la capacidad de inversión en Ñuble, sin embargo, eso es de aquí para adelante, pero mientras no se apruebe completa la ley, no va a salir lo de Ñuble”.
Al respecto, Iván Fuentealba manifestó que, “el proyecto de Ley de Transición Energética aporta con foco en soluciones futuras, sin embargo, para Ñuble se requiere un sentido de urgencia. En este sentido, resulta imperante contar con una estrategia coordinada e integrada entre los diversos actores del sistema eléctrico nacional y regional, que garantice suministro energético suficiente para una región que requiere con urgencia de mayores niveles de potencia para su progreso”.
Subestación Cocharcas
Una solución definitiva hubiese sido la ampliación de la S/E Cocharcas, de Copelec, pero su ejecución está supeditada a la concreción del proyecto de ampliación de capacidad de la línea 66 kV Monterrico-Cocharcas, que, tal como ocurre con la emblemática ampliación de la línea Charrúa-Chillán, está en punto muerto luego de sucesivas licitaciones desiertas, la última, en marzo de 2024. “No puede ser que se caigan reiteradas veces las licitaciones”, criticó Lagos.
Respecto a la S/E Cocharcas, Fuentealba explicó que “quisimos ampliar su capacidad por el proceso Open Season, pero la propuesta no avanzó dado que el proyecto de aumento de capacidad de la línea Monterrico-Cocharcas no se hizo”.
Subrayó que es necesario que la ampliación de Monterrrico-Cocharcas se concrete, pero aclaró que su ejecución podría tomar cuatro años.
Subestación Hualte
En ese contexto, Fuentealba planteó que una de las alternativas que podría ayudar a solucionar el problema de manera provisoria, es la ampliación en la S/E Hualte, de CGE, proyecto que forma parte del Plan de Expansión Anual de la Transmisión 2020, cuya fecha de término está planificada para marzo de 2025. “Nosotros tendríamos que hacer inversiones en distribución para tomar carga desde San Carlos a Hualte; no soluciona el problema, pero es una ayuda”, declaró el profesional.
Sin embargo, a la fecha, según información oficial del Coordinador Eléctrico Nacional, la ampliación de la S/E Hualte exhibe un 25% de avance general, aunque un 0% de avance en construcción y montaje.
“Nosotros esperamos que esos plazos se cumplan dado que, si bien el origen del proyecto puede haber sido otro, hoy la restricción que enfrentamos en la subestación San Carlos nos hace ver en el proyecto Hualte una posibilidad que nos permita hacer frente, en parte, a dicha restricción, invirtiendo, claro está, en nuestro sistema de distribución para reconfigurar la red”, reveló el gerente de regulación y mercado de Copelec.
“Sin embargo -continuó Fuentealba-, la experiencia del esquema de planificación centralizada – por uno u otro motivo – nos hace levantar la duda razonable del cumplimiento de proyectos y plazos involucrados, quedando desplazado el sentido de urgencia que Ñuble requiere”
Identificar holguras
Fuentealba planteó, finalmente, que “lo otro es ver, para el caso particular de San Carlos, si hoy existen holguras disponibles; pero nosotros no lo sabemos, nosotros no controlamos, no coordinamos el sistema eléctrico nacional, eso lo hacen otras entidades que son parte de la institucionalidad eléctrica. Entonces, si existen posibles holguras, creemos que hay que revisar también cómo eso se distribuye; porque lo que no puede pasar es que una empresa distribuidora esté limitada y otra empresa probablemente no lo esté. Porque en San Carlos contábamos con que iba a existir una disponibilidad mayor de potencia, dado que se hizo una ampliación de potencia en la subestación, pero cuando quisimos ocuparla, nos dijeron que no podíamos”.
Críticas al modelo
Los ejecutivos coincidieron en que la crisis que enfrenta la región de Ñuble en materia de transmisión responde en gran medida al modelo de planificación centralizada.
“Este problema de alguna manera se previó y en su momento se identificaron los proyectos que había que hacer, pero esos proyectos se licitaron, se adjudicaron a empresas y estas empresas no los hicieron. Y ahí se generó el gran problema”, puntualizó Lagos.
En esa línea, Iván Fuentealba señaló que, “para ejemplificar, en nuestro caso: el no poder acceder a más potencia en la subestación San Carlos aun cuando se hizo una ampliación de la misma; y no poder ampliar la capacidad de la subestación Cocharcas (propuesta por Copelec en el Open Season), por no estar ejecutado el proyecto de ampliación de la capacidad de la línea 66 kV Monterrico-Cocharcas, muestran las deficiencias del esquema de planificación de la transmisión”.
“En resumen, con el esquema actual, por una parte se abandonan obras adjudicadas y que no sabemos si se ejecutarán en algún momento y que, además, condicionan nuevos proyectos; y por otro lado, obras adjudicadas y construidas no se pueden ocupar para suministrar la demanda de nuevos usuarios, evidenciando un fuerte impacto social”.