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Con el acuerdo de diversas bancadas, un grupo transversal de senadores presentó un proyecto de reforma constitucional al sistema político que establece que un partido político solo podrá alzarse con un escaño en el congreso, si obtiene un umbral mínimo de un 5% de los votos válidamente emitidos en una elección parlamentaria.
La iniciativa, de la que se deberá dar cuenta en sala en una próxima sesión ordinaria, establece que solo los partidos políticos que alcancen al menos el 5% de los votos válidamente emitidos a nivel nacional, en la elección de los miembros de la Cámara de Diputados, tendrán derecho a participar en la atribución de escaños en dicha Cámara. Esta regla no se aplicará al partido que tenga escaños suficientes para sumar como mínimo ocho parlamentarios en el Congreso Nacional, entre los eventualmente elegidos en dicha elección parlamentaria y los senadores que continúan en ejercicio hasta la siguiente elección.
También cesará en su cargo el diputado o senador que renuncie al partido político que hubiera declarado su candidatura. Asimismo, quedará impedido de jurar el diputado o senador electo que desde el día de su elección incurriere en dicha causal. Cesará también en el cargo el diputado o senador independiente que, elegido en la lista de un partido político, comience a militar en un partido distinto al que declaró su candidatura, o renuncie al Comité Parlamentario del partido político que la haya declarado. En el primero de estos casos, el diputado o senador independiente quedará impedido de jurar.
Excepcionalmente, y solo para la elección parlamentaria del año 2025, podrán tener representación parlamentaria los partidos políticos que hayan obtenido al menos el 4% de los votos válidamente emitidos a nivel nacional, o hayan tenido escaños suficientes para sumar como mínimo cuatro parlamentarios en el Congreso Nacional.
Según el senador por Ñuble, Gustavo Sanhueza (UDI), “es importante que en momentos en que se critica la falta de acuerdos, las principales fuerzas políticas del país tengamos un consenso para perfeccionar nuestro sistema político. Este acuerdo va en dos direcciones. Por una parte, queremos fortalecer a los partidos, para evitar el discolaje y los caudillismos, que tan mal le hacen a Chile y a las personas que confiaron en un candidato con determinadas ideas. Esto debería quedar plasmado con la pérdida del escaño cuando alguien renuncie al partido que lo llevó como candidato, o también, cuando renuncie al comité parlamentario”.
Añadió que la segunda línea aborda el problema de la fragmentación electoral, “estableciéndose un umbral del 5% para acceder al congreso, lo que claramente mejorará la representatividad de quienes son elegidos. Eliminar la fragmentación es fundamental para no seguir sufriendo el estancamiento de las políticas públicas. La propuesta, que deberá avanzar rápidamente en su tramitación legislativa, nos permitirá evitar la polarización y las posturas extremas, que terminan dañando el debate público. Al existir partidos fortalecidos y una mayor representatividad, podremos acordar de manera más expedita aquellas materias que preocupan a la ciudadanía. Esperamos que el Gobierno pueda ordenar sus filas y sumarse de lleno a dar urgencia a esta propuesta”.
Meter la mano en la urna
Si bien la iniciativa tendría un amplio respaldo en el Senado, en la Cámara de Diputados el panorama no sería el mismo.
El representante de Ñuble, Felipe Camaño (ind.-DC), sostuvo que “es importante reformar el sistema político, pero sinceramente, no creo que eta sea una buena reforma, por más que tenga apoyo transversal. Creo que lo primero es aumentar los requisitos para constituir un partido político, la reforma no se hace cargo de esto, sino que solo del requisito para que un partido siga existiendo. Hoy hay 21 partidos políticos -casi todos constituidos en nuestra región de Ñuble-, porque al ser tan pocos los requisitos que se contemplan en la ley, con 500 firmas por región en 3 regiones pequeñas consecutivas hoy conforman un partido político, y eso es preocupante, porque finalmente se constituyen organizaciones que ocupan recursos públicos y que no tienen ningún respaldo ciudadano”.
El legislador considera positivo que exista un número mínimo de parlamentarios para que un partido siga existiendo, “pero no creo que esté bien que metamos la mano en la urna y que solo puedan ser electos diputados o senadores quienes pertenezcan a los partidos más grandes, ya que veremos casos de personas que obteniendo la primera mayoría en votos en su región, aún así quedarán fuera del congreso, porque su partido no logró el porcentaje mínimo de votación nacional, o no alcanzó 8 parlamentarios. Ésa fue precisamente una de las causas por las cuales dejamos atrás el binominal, por lo injusto del sistema”.
Camaño cree que “es una norma un poco insólita y propia de sistemas parlamentarios, en donde la gente no elige al jefe de gobierno o al Presidente, sino que solo a los parlamentarios, y el partido con más parlamentarios es el que gobierna y el que nombra al jefe de gobierno o Presidente. En ese sistema tiene sentido una norma que mete la mano en la urna, pero en Chile, un país presidencialista, y donde los parlamentarios representan a sus territorios más que a sus colectividades, creo que ésta no es una buena opción. Todas las demás normas creo que tienen sentido si buscamos eliminar la dispersión, y no me cierro a legislar sobre esta materia, pero creo que tal como se ha presentado la reforma, aunque se apruebe así en el Senado, al menos en la Cámara de Diputados, no tendrá un apoyo transversal”.
Pluralismo y democracia
Reinaldo Figueroa, presidente regional de Amarillos por Chile, manifestó que “no son estos los mejores momentos, ni veo ninguna imperiosa necesidad de hacerlo (la reforma política), habiendo tantas otras cosas que son de mayor urgencia, a lo que hay que dedicar más tiempo, y sobre todo, mucho más esfuerzo”.
Agregó que “el sistema político y de partidos debería permitir la existencia de nuevos partidos políticos, como también la participación de independientes, con requisitos que les permita a estos una participación efectiva y su existencia en la medida que abracen el respeto a toda la institucionalidad nacional, al Estado de Derecho. Esta es una condición de la democracia, del pluralismo y de la participación ciudadana. Todos los que quieran contribuir al desarrollo de su comunidad y del país deben tener siempre las mismas oportunidades, vale decir, el mismo aporte estatal, los mismos espacios en los medios de difusión y de exposición pública, de modo que el ciudadano evalúe la calidad de servidores públicos que tienen los participantes, y no premie el asistencialismo y la entrega de regalos, obsequios y donativos, los que deben estar siempre proscritos”