Dos nuevas variedades de trigos destinadas a la producción de pan y dos para la elaboración de pastas, desarrollaron investigadores de INIA Quilamapu en Chillán, como resultado de un intenso y constante proceso de selección que se extendió por 15 años. A estas nuevas variedades de trigos se suman tres de Triticale, un importante cereal destinado, principalmente, a la alimentación animal.
En este contexto, el director regional de INIA Quilamapu, Javier Chilian, destacó la importancia de generar siete variedades en una temporada lo que “es reflejo de todo un trabajo que el programa de mejoramiento genético de trigo ha venido haciendo de manera ininterrumpida por 60 años, periodo en el cual han liberado alrededor de 300 variedades de trigos que han potenciado la industria panadera y de las pastas del país”.
El directivo resaltó que las nuevas variedades están adecuadas al clima de hoy “lo que significa que hubo que anticiparse a esta condiciones hace 20 años, considerando distintas realidades geográficas de las zonas central, centro sur y sur del país”. Enfatizó que estas variedades están pensadas para satisfacer las necesidades de las y los agricultores de la precordillera andina, así como los del valle central y también de la costa, cada uno con realidades distintas.
Javier Chilian indicó que en el último tiempo el programa de mejoramiento de trigo de INIA Quilamapu ha estado enfocado en generar variedades tolerantes a la escasez hídrica, lo que significa alcanzar iguales o mejores calidades y rendimientos que sus antecesoras, pero con menos agua. Destacó el importante trabajo realizado para que las nuevas variedades sean más resistentes a enfermedades, “lo que está directamente relacionado con la necesidad de disminuir aplicaciones de productos químicos con el consiguiente beneficio medioambiental”.
En lo inmediato, las nuevas variedades se encuentran en proceso de multiplicación de semillas para generar volumen y así ponerlas a disposición del mercado a partir de 2025.
Trigos para la industria panadera y de las pastas
Las nuevas variedades de trigos para la producción de pan vienen a complementar las actuales, lo que incrementará la oferta en el mercado, señaló el encargado del programa de mejoramiento de trigo de INIA Quilamapu, Iván Matus. El investigador explicó que los dos nuevos trigos harineros destinados a la elaboración de pan, pasteles, entre otros, fueron registrados como Mayén y Ankén. Ambos corresponden a variedades de primavera, recomendadas para el área comprendida entre las regiones de Ñuble y Los Ríos.
Matus explicó que Mayén, caracterizada por su grano de tono rojo, posee un rendimiento cercano a los 100 quintales por hectárea, de muy buena calidad y resistencia a las principales enfermedades como las royas amarilla y de la hoja. Destacó que Ankén posee tolerancia a las altas temperaturas y a la baja disponibilidad de agua, especialmente en secano, en cuyas condiciones puede llegar a rendir 50 quintales por hectárea, pero que bajo condiciones de riego o de precipitaciones normales puede llegar a 80 o 90 quintales. También presenta una muy buena calidad y resistencia a las principales enfermedades que afectan a los trigos de primavera.
En cuanto a las nuevas variedades destinadas a la producción de pastas (tallarines, fideos, etc.), el investigador Iván Matus destacó la generación de Michay y de Belloto. Indicó que la primera tiene un alto potencial de rendimiento -130 quintales por hectárea en condiciones de riego- y buena calidad. En cuanto a la variedad Belloto, el especialista mencionó que alcanza un potencial de rendimiento de 111 quintales por hectárea con presencia de riego, y que posee un gran aporte proteico (hasta 14% de proteína) lo cual es muy valorado por la industria. Ambas variedades son resistentes a la roya de la hoja y a la roya amarilla “lo que permite que el agricultor no utilice agroquímicos”.
El mejorador se refirió a las características de las tres variedades de triticale, que corresponde a un cereal que principalmente se utiliza para alimentación animal, ya sea como grano o como forraje. Detalló que la variedad Taucú -recomendada desde Ñuble hacia el norte en condiciones de secano- es resistente a la roya amarilla y presenta un potencial de rendimiento de 100 quintales por hectárea. Los otros dos triticales, denominados Diguillín y Larqui, corresponden a variedades recomendadas para ser sembradas desde Ñuble hacia el sur, con rendimientos que alcanzan 140 quintales por hectárea.