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Pese a que los ríos de la región de Ñuble tienen un potencial conjunto de generación hidroeléctrica estimado en una potencia de 838 MW, lo que permitiría construir 68 centrales, y que hay más de una decena de proyectos que obtuvieron su aprobación ambiental en la década pasada, actualmente existen solo dos minicentrales de pasada en operación (Itata y El Pinar), que suman una potencia de 31,5 MW, además de la central Ñuble (Hidroñuble), en San Fabián, que sería la de mayor tamaño en la región, con una potencia de 136 MW, pero su construcción quedó paralizada en 2018 debido a las dificultades de financiamiento por parte de su titular, Hidroeléctrica Ñuble SpA, filial de Eléctrica Puntilla, dado el cambio de escenario de precios de la electricidad.
En otras palabras, hoy la región aprovecha sólo el 3,7% de su potencial de generación hidroeléctrica.
Y es que la irrupción de fuentes renovables más competitivas, como la solar y la eólica, empujaron a la baja los valores de la energía, marcando una tendencia que se mantiene hasta ahora, lo que se hace evidente al constatar que, en Ñuble, desde 2017 no se ha presentado proyecto hidroeléctrico alguno ante el Servicio de Evaluación Ambiental, y como contraparte, en los últimos cinco años se han construido más de 30 parques fotovoltaicos que suman 132,9 MW de potencia bruta, lo cual equivale al 51% de la capacidad instalada regional, y existen, además, otros cuatro en construcción y una decena en evaluación ambiental o ya aprobados. A ellos se suman ocho proyectos eólicos cuya concreción permitiría quintuplicar toda la potencia instalada en la región.
El estudio “Base para una planificación territorial energética en el desarrollo hidroeléctrico futuro”, encargado por el Ministerio de Energía al consorcio Pontificia Universidad Católica de Chile-Teco Group SpA, identificó en 2015 que el potencial hidroeléctrico de los ríos de la cuenca del Itata (Ñuble, Cato, Chillán, Diguillín, Itata, Cholguán y Larqui, entre otros) alcanza los 519 MW, que se podría aprovechar mediante la construcción de centrales pequeñas y medianas en la precordillera y en la depresión intermedia, sin considerar la decena de proyectos aprobados o en evaluación en esa fecha, que sumaban 319 MW, entre ellos, la minicentral de pasada Itata (20 MW), de Eléctrica Puntilla, en el río Itata, que entró en operaciones en 2016; la pequeña central de pasada El Pinar (11,5 MW), de Aaktei, en el río Cholguán, que está operando desde 2019; la central Ñuble (136 MW), de Eléctrica Puntilla, en el río Ñuble, cuya construcción se paralizó en 2018; así como una decena de minicentrales aprobadas, pero que no se construyeron, como Trilaleo 2 y 3, en el río Trilaleo; la minicentral Molinos de Agua, en el río Cholguán; y la minicentral Halcones, en el río Diguillín; entre otros.
Dentro de ese potencial destaca, además, la futura central hidroeléctrica del embalse La Punilla (94 MW), que es pieza clave del modelo de negocio de la concesión del embalse, actualmente en proceso de licitación, donde cabe mencionar que en febrero pasado el Tribunal Ambiental anuló la resolución de calificación ambiental (RCA) de la línea de transmisión Punilla-San Fabián, que permitirá evacuar la energía que se genere.
En el caso de los embalses Zapallar y Chillán, si bien tendrán la posibilidad de incorporar sendas centrales hidroeléctricas en su operación, no existe una definición en ese sentido por parte del Ministerio de Obras Públicas.
Hidroñuble busca inversionista
En el lecho del río Ñuble, las obras inconclusas de la central Ñuble, de Hidroñuble, filial de Eléctrica Puntilla, que alcanzaron un 70% de avance, resisten el paso del tiempo y del agua a la espera de su reactivación, una imagen que irrita a las organizaciones ambientales y sociales que desde un inicio se opusieron a su construcción, de hecho, han solicitado a la autoridad que se caduque su RCA y han denunciado el abandono de las faenas y la presencia de materiales de construcción en el cauce, lo que según advirtieron, ponen en riesgo a los bañistas.
En estos años, la empresa -que también construyó la minicentral Itata-, ha intentado sin éxito reactivar el proyecto y paralelamente, ha renovado los plazos de suspensión de obras.
Consultado Alejandro Gómez, gerente general de Eléctrica Puntilla S.A., sobre el futuro de la central, afirmó que, “tal como lo expresó claramente el presidente del directorio en su carta de Presentación de la Memoria 2023 (…) ‘su construcción continúa suspendida, a la espera de encontrar uno o más socios interesados en financiar la inversión requerida para su finalización y puesta en marcha. Aunque el proceso de búsqueda ha resultado hasta ahora infructuoso, se espera ello cambie a corto plazo, considerando que es el único proyecto de gran escala disponible para reiniciar su construcción de inmediato. Atenta contra el éxito de este proceso la situación de incerteza regulatoria vigente, la cual, como ya expresamos, esperamos sea resuelta durante el año 2024”.
“Así -continuó el ejecutivo-, en la medida que se solucionen las situaciones identificadas por el presidente en su carta, estaremos en condiciones de retomar la construcción (…) Se deben resolver una serie de incertidumbres que presenta la regulación del mercado eléctrico, las cuales esperamos sean resueltas en el corto plazo por la autoridad sectorial”.
De igual manera, Gómez negó tajantemente que las faenas estén abandonadas. “No es efectivo, mantenemos guardias de seguridad y un monitoreo constante en los lugares de acopio de materiales, tenemos una oficina en terreno con un representante de Hidroñuble, mantenemos el vivero en La Vega y, además, continuamos cumpliendo todas las obligaciones ambientales que nos impone la RCA. En ningún caso se está considerando el abandono del proyecto”.
El ejecutivo también apuntó a otros factores relevantes en ese análisis. “El marco normativo y el rol activo de las organizaciones sociales representan un factor relevante en el desarrollo de cualquier proyecto y de cualquier industria. El diálogo y la colaboración mutua pueden ayudar a resolver las diversas situaciones y desafíos que plantea el desarrollo de proyectos, sin embargo, no pueden constituirse en una traba que lleve a los particulares a desistirse de la realización de los mismos, afectando con ello la inversión y el crecimiento futuro del país”, sentenció el gerente general de Eléctrica Puntilla.
Halcones no es viable hoy
Otro de los actores clave en Ñuble es la empresa chilena Aaktei, liderada por Pedro Matthei, que desarrolló y opera actualmente la minicentral El Pinar, en Yungay, así como también ha levantado proyectos energéticos en otras regiones del país.
En la región de Ñuble, Aaktei logró en 2018, pese a la resistencia de organizaciones sociales y ambientales, la aprobación ambiental de la minicentral de pasada Halcones (11 MW), en el río Diguillín, aunque el esfuerzo, hasta ahora, no se ha traducido en la construcción de la obra y todo indica que no se concretará en el corto plazo.
Aaktei también ingresó en 2017 al SEA el estudio de impacto ambiental de la Pequeña Central Hidroeléctrica de Pasada Radales (15,1 MW), en el río Diguillín, pero ese mismo año desistió de continuar con el proceso de evaluación.
En la actualidad, sin embargo, la empresa está enfocada en otras fuentes energéticas más rentables, de hecho, Aaktei, en alianza con la uruguaya Hynewgen, ingresaron al SEA en enero pasado el proyecto Parque Eólico Los Coihues, que pretende emplazar en El Carmen y que con sus 338 MW de potencia se convertiría en el más grande de la región.
Consultado al respecto, Matthei declaró que, “efectivamente, el precio de la energía bajó a la mitad, en parte debido a la irrupción de tecnologías nuevas, más competitivas y de menor impacto como la solar y eólica”.
Respecto del futuro de proyectos hidroeléctricos, el gerente general y socio de Aaktei sostuvo que, “puedo referirme al proyecto Halcones, el que no resulta económicamente viable ni justificable en la actualidad, en un mundo donde se promueve la energía solar y eólica debido a su menor impacto ambiental y mayor capacidad para reemplazar los combustibles fósiles”.
No son rentables actualmente
También para el seremi de Energía en Ñuble, Dennis Rivas, se ve poco factible que las minicentrales aprobadas se concreten en el corto plazo.
“Si se mantiene el escenario en donde, efectivamente, una minicentral de pasada hidráulica tiene un costo por KW prácticamente 1,5 veces el de las energías renovables como las fotovoltaicas y eólicas, además, que en las últimas licitaciones de suministro, los precios bajaron ostensiblemente, ello no hace rentable los proyectos de minihidráulicas; además, se puede indicar que esas fuentes sólo tienen energía de venta, pero no disponen de potencia firme, lo cual no la hace interesante para el sistema eléctrico en horas punta”, aseveró la autoridad.
Microcentrales en canales
No obstante, Rivas planteó que sí es posible pensar en el desarrollo de microcentrales aprovechando el caudal de los canales de riego. “Sí es factible que se construyan en sistemas de baja potencia, como en los canales de riego de las juntas de vigilancia de los ríos Diguillín y Ñuble, pero estos proyectos deben estar asociados a una sinergia con los costos de obras con la Dirección de Obras Hidráulicas, por ejemplo, como mitigar los saltos para la erosión, o sea, por sí solo estos proyectos no son rentables, en este caso, para los agricultores que tienen el insumo de pasada potencial del agua”.
En esa misma línea, el exseremi de Energía de Ñuble, Manuel Cofré, sostuvo que existe una oportunidad para las microcentrales de pasada que se podrían instalar en los canales de la región.
“Hoy día, por lo menos, hay certeza jurídica, que es un tema no menor, recuerde que en un proyecto constituyente fracasado había una objeción a los derechos de agua y también el estatus de territorios especiales para pueblos originarios, ese escenario de incerteza está superado. Por otro lado, las tecnologías, principalmente fotovoltaicas y eólicas, han evolucionado mucho más rápido que las hidros, entonces, son más competitivas en el mundo, son menores costos de inversión y menores costos de operación”, resumió Cofré.
Cofré también reconoció que la permisología y la presión de algunos grupos también son factores que se consideran en la toma de decisiones, no solo en los proyectos hidroeléctricos, sino que en todos los sectores.
Apuntó, además, a las líneas de transmisión que se deben construir para evacuar la energía que generan las minicentrales, ubicadas en su mayoría en la precordillera y cordillera. “La dificultad que tienen las hidroeléctricas, es que están, en general, lejos de los puntos de consumo. La energía hay que transportarla, y eso tiene sus complicaciones, tiene toda una tramitación larga, tiene servidumbre y la inversión propiamente tal de la línea, y todo esos son costos”, explicó.
“Pero lo positivo -continuó el profesional- es que Ñuble va a tener tres embalses y todas las redes de canales, yo espero que sean construidos con el criterio para para instalar minihidros de pasada. Yo creo que se puede buscar alguna sinergia de inversión, sobre todo, en los nuevos canales, para instalar estas microcentrales de pasada”.
El ingeniero civil industrial argumentó que “las microcentrales de pasada funcionan en la época de riego, que es cuando los agricultores más energía requieren, entonces, tenemos un círculo virtuoso muy interesante (…) Es importante destacar que benefician a las mismas comunidades. Además, el tener generación propia ayuda a disminuir, por ejemplo, las líneas de transmisión”.