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Legado Piñera

A un año del fallecimiento de Sebastián Piñera, su legado merece una reflexión. Su gran mérito fue haber ganado la Presidencia en dos ocasiones, liderando a un sector político que, a diferencia de la izquierda, carece de vocación de poder, disciplina y claridad estratégica. Mientras la izquierda ha demostrado saber articular sus objetivos con eficiencia y determinación, la derecha ha sido históricamente errática, torpe en la ejecución de sus estrategias y propensa a la división interna.

El mayor desafío de Piñera llegó con el estallido social de 2019. En medio de una crisis sin precedentes, con apenas un 7% de aprobación y enfrentando presiones tanto internas como externas, tuvo la fortaleza para sostener las instituciones democráticas. Pese a la violencia en las calles y las críticas desde su propio sector, Piñera no claudicó. Era muy trabajólico, sin horarios, y asumía personalmente cada crisis, muchas veces en soledad. Resguardó la democracia chilena en un contexto donde algunos intentaron imponer cambios a través de la fuerza y la desinformación.

Piñera demostró que el liderazgo no sólo se basa en la audacia, sino también en la experiencia de los años. Su trayectoria política le permitió resistir en los momentos más complejos, sosteniendo el país cuando muchos lo daban por perdido. Aunque su figura no cuenta hoy con un sucesor evidente ni su legado político tiene una continuidad clara, su capacidad de resistir y preservar el orden democrático bajo extrema presión será recordada. En tiempos de polarización y desafíos a las democracias, la tenacidad de Piñera frente a la adversidad ofrece una lección sobre el valor del liderazgo en momentos críticos.

Rodrigo Durán Guzmán

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