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Señor Director:
El libro “Como mueren las democracias” (Daniel Ziblatt y Steven Levitsky) trata, en síntesis, de identificar como control previo
a catástrofes, programas, acciones, discursos, hechos que tengan tintes totalitarios, cuyos protagonistas sean líderes y/o partidos
políticos. Lo anterior debido a que las democracias hoy en día ya no se pierden con tanques y balas, sino que en virtud de actores
políticos que la erosionan paulatinamente en el poder para, en un momento determinado, acabarla.
Pues bien, una vez identificados dichos líderes y partidos, la obra sugiere que la mejor forma de proteger la democracia es evitar
que los “identificados” sean electos. No proscribiéndolos, no censurándolos. Sí identificándolos y, estratégica y legítimamente
alejándolos de las zonas de poder. El famoso “cerco sanitario” que debe ser aplicado por partidos políticos y líderes.
La Fundación Ciudadanía Inteligente en la última elección presidencial chilena aplicó el “semáforo autoritario” y concluyó, en
razón de los programas presidenciales, que la candidatura de José Antonio Kast era “una amenaza para la democracia en Chile”.
Sin tener presente el libro, enhorabuena los electores aplicaron el semáforo y el cerco a través del voto.
Un par de años después, el caso de Venezuela y cómo han reaccionado partidos y personajes políticos en Chile, nos vuelve a invitar
a aplicar la metodología del libro en pactos y elecciones futuras, pero ahora ex ante. Lo ocurrido en dicho país no es una legítima
diferencia política entre socios de una coalición, sino que es un parte aguas.
Rodrigo Rettig Vargas
Magíster Política y Gobierno, Partido Liberal de Chile.