“Juro por mi madre que no he lanzado una sola piedra e igual me detuvieron”
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En el extracto de filiación de Salomón Llanos y de Juan Manuel Quintana habrá una anotación prontuarial por desórdenes públicos y daños, luego que el miércoles de la semana pasada fueran detenidos por Carabineros y luego formalizados por la Fiscalía por ese delito.
Sin embargo Salomón, estudiante de Ingeniería Mecánica en Mantenimiento Industrial, y Juan Manuel, estudiante de Ingeniería Agrícola, aseguran haber sido, sencillamente, “los elegidos. Siempre es lo mismo, un grupo hace desórdenes o empieza a lanzar piedras, llegan los ‘pacos’ y agarran al primero que pescan, o incluso me atrevería a decir, a los que ven más débiles”, espeta Llanos.
Según su relato, “había un grupo de hermanos en la Plaza de Armas, luego marchamos al hospital, solo marcha, no estábamos haciendo nada, pero en una esquina, unos cabros empezaron a hacer barricadas y romper señaléticas. No creo en Dios, pero juro por mi madre que es lo más sagrado que tengo que nunca he tirado una sola piedra. Yo voy a las marchas a dar la cara, pero no participo de los destrozos, aunque tampoco los critico, pero el punto es que cuando llegó la patrulla, arrancamos y nos metimos a un callejón. Los pacos, primero agarraron al Juanma y lo tiraron al suelo, así que levanté las manos y les dije que no me oponía a la detención. Igual un paco me pegó un codazo en la cara y con una llave de judo me lanzaron al suelo”.
Como resultado, se le rompieron sus lentes y quedó con un corte en el labio. Y, claro, los papeles manchados.
Juan Manuel dice que es normal ver este tipo de acciones. Marchas que terminan en vandalismo y carabineros que “detiene a cualquiera, les da lo mismo, la cosa es agarrar a alguien”.
Daniel Concha, director regional del INDH, ha sido claro en admitir que “hemos recibido varias denuncias de ese tipo. En este momento están siendo todas analizadas, de hecho, tenemos un caso emblemático de una persona que fue detenida mientras comía dentro de un servicentro y hay hasta videos de eso”.
Estas arbitrariedades y denuncias por violencia excesiva en las detenciones fueron expuestas por el INDH ante Carabineros, la PDI, Gendarmería y la seremi de Justicia (Jacqueline Guíñez) en una reunión especial, el jueves pasado.
“Me escucharon y quedamos de juntarnos la próxima semana para buscar una solución a esto”, apuntó Concha.
De la mesa a la calle
“Mi mamá es cocinera, no siempre impone y mi papá se fue hace un tiempo. Para ayudar en la casa y para pagar mis estudios trabajo como temporero. Y claro, cuando pienso en mi mamá cuando sea viejita, cuando sea de la tercera edad, lo único que imagino es una vida paupérrima, la voy a tener que ayudar yo. Nosotros necesitamos un cambio social profundo”, dice Juan Manuel.
Repasa sus años de estudio y dice “en la Media, tuve pocos profes que nos hablaran de la vida o del futuro, generalmente eran los de Historia. El resto hacía sus cuestiones y se iba. Eran como el hoyo”.
Por eso admite que nunca pensó en universidades, en desarrollarse a sí mismo ni en una sociedad mejor. “Pensaba en puro carretear, porque nunca nadie me habló de otra cosa. Ahora que veo mi infancia me da rabia, me da pena, necesitamos un cambio urgente en el sistema educativo, un cambio de mentalidad de los profes, si esta basura no puede seguir”.
Salomón lo escuchaba atento. Solo sus codos y rodillas heridas lo distraían a veces. Pero agrega que “cuando la gente que no quiere que haya más manifestaciones dice que le da miedo lo que pueda pasar, les digo que ese es el mismo miedo que sentimos nosotros de que nada cambie, eso sería condenarnos a todos a una miseria inacabable”.
Hijo de un taxista, y con cuatro hermanos, trabaja como empaquetador los fines de semana para costear estudios y ayudar en la casa.
“Somos una familia unida y siempre vemos noticias cuando almorzamos. Mi papá decía que los chilenos éramos unos tontos por dejar que nos subieran el precio de todo, que toda la plata de los recursos naturales se fueran al extranjero y que éramos unos huevones por tener los políticos que elegimos. Me acuerdo que decíamos que acá debía pasar lo que veíamos en Ecuador… hasta que pasó. Por eso salgo a la calle, a mostrar que hay injusticia, que hay postergados. Esto está mal”.
Cualquier cosa menos eso
Una vez en el calabozo de Carabineros todo cambia.
“Los pacos y sobre todo las pacas son súper buena onda. Nos dan jugo, Cereal Bar y nos dicen que estemos tranquilo. Incluso algunos decían que sus mamás ganaban la pensión mínima, así que apoyaban las marchas, pero tenían que hacer su pega. Al final, es como todo, en las marchas hay gente pacífica y vándalos; en los ‘pacos’ hay buenos y otros malos y en el Gobierno lo mismo”, explica Salomón.
Una vez en el Juzgado, hablaron con la defensora pública. “Sabíamos que estaban tirando como cautelar el no volver a las marchas. Le pedimos que pidiera multas, pagar o cualquier cosa menos eso. Nosotros tenemos que volver a la calle. Menos mal que no nos prohibieron volver”.