El catastro de proyectos con cronograma definido para el quinquenio 2022-2026, que elabora la Corporación de Bienes de Capital (CBC), contempla, al 31 de diciembre de 2022, un stock de 30 iniciativas en la región de Ñuble. En base a ello, la inversión a materializar en el periodo 2022-2026 ascendería a US$546 millones, donde un 35% corresponde a financiamiento privado y un 65% a estatal.
A nivel nacional, las regiones Metropolitana, Atacama, Antofagasta y Tarapacá presentan los portafolios más cuantiosos, concentrando el 58,3% del total del país; en tanto, las regiones de Aysén, Arica y Ñuble cuentan con las carteras más reducidas (2,2% del total del país), con predominio de obras públicas. En el caso de Ñuble, representa el 0,9% del total nacional.
Comparado con los cálculos al cierre de septiembre de 2022, se observa un aumento global de 26,8% (US$116 millones) en la cifra, debido a la incorporación de cuatro proyectos entre 2022 y 2026, la más relevante, la reposición de la ruta N-59-Q Chillán-Yungay, por US$103 millones.
Las inversiones proyectadas en Ñuble recogidas en el catastro son lideradas por obras públicas (US$344 millones), seguida por inmobiliario (US$75 millones), energía (US$72 millones) e industrial (US$57 millones).
En el análisis por comuna, lidera Chillán, con US$352 millones; seguida por Chillán Viejo (US$47 millones), Yungay (US$27 millones), Bulnes (US$25 millones), Pemuco (US$20 millones), San Ignacio (US$10 millones), San Carlos (US$6 millones) y Ñiquén (US$3 millones).
De los US$546 millones proyectados para el quinquenio, US$278 millones (50,9%) se ejecutaron durante 2022, en tanto, US$137 millones se estiman para 2023; US$57 millones para 2024; US$41 millones para 2025 y US$34 millones para 2026.
Asimismo, de los 30 proyectos, veinte se encuentran en etapa de construcción, nueve están terminados, y uno se encuentra en etapa de ingeniería de detalle. En las etapas de ingeniería básica e ingeniería conceptual no hay ningún proyecto en la región.
Recuperación
Orlando Castillo, gerente general de la CBC, explicó que, “en general, el último trimestre responde a una recuperación progresiva que se venía dando durante el año respecto a trimestres posteriores a periodos de mayor efecto negativo de la pandemia por Covid”.
Sin embargo, en el caso de Ñuble, reconoció que podría ser preocupante que más del 50% de las inversiones para el quinquenio ya se ejecutó en 2022, “en la medida que en los próximos trimestres no se incorporen nuevas iniciativas al catastro”.
Consultado sobre el elevado protagonismo de los proyectos financiados por el Estado en la región, Castillo sostuvo que, “a nivel país, el sector de obras públicas está muy dinámico y esta región no es la excepción. Es esperable que esta inversión posteriormente pueda apalancar una mayor inversión privada”.
En esa misma línea, anticipó que durante 2023 los proyectos de obras públicas seguirán siendo relevantes, junto a los sectores energía e inmobiliario.
Afirmó, asimismo, que las variables que están teniendo mayor incidencia en las decisiones de inversión privada “están asociadas a las expectativas económicas para el año, como la inflación y el crecimiento del país. Adicionalmente, variables asociadas a la tramitación y resultado de las evaluaciones ambientales también son importantes”, puntualizó.
Escaso dinamismo
Por su parte, el director de Desarrollo Económico y Productivo de la Municipalidad de Chillán, Renato Segura, aclaró que el crecimiento de las inversiones en Ñuble “está asociado principalmente a la depreciación de activos. Es decir, no se observa dinamismo en la incorporación de nuevos proyectos que permitan suponer un cambio significativo en la senda de desarrollo de la actividad económica regional. En efecto, del 26,8% de crecimiento en el valor de las inversiones, casi el 90% corresponde a un proyecto de reposición de infraestructura vial”.
El profesional advirtió que “es preocupante el casi nulo ingreso de proyectos en etapas de ingeniería conceptual e ingeniería básica. Esto reafirma que la economía regional no muestra capacidad para alcanzar mayores niveles de crecimiento, señal de que el mercado laboral seguirá manteniendo las actuales condiciones de precariedad”.
Consultado por el papel del Estado como motor de la inversión local, Segura expuso que “la inversión estatal está relacionada principalmente con el financiamiento de la inversión en la depreciación de infraestructura. El desarrollo de la actividad regional depende de la inversión privada, quien es la que asume el rol de incidir favorablemente en el desarrollo económico del territorio y, por añadidura, mejorar la calidad de las oportunidades en el mercado laboral. Lamentablemente, no se observa dinamismo en materia de inversión privada”.
En ese sentido, se mostró más bien pesimista respecto al dinamismo que se pueda observar durante el presente año. “Lamentablemente, soy poco optimista en un cambio de tendencia en la incorporación de una cartera de proyectos que tenga la capacidad de atraer inversiones privadas de magnitud. Si existe un cambio, se deberá principalmente al mayor interés de los privados frente al descubrimiento o confirmación de reservas de minerales o recursos naturales. Poco y nada se espera en materia de valor agregado o desarrollo tecnológico en los actuales sectores económicos”, planteó.
El director de la Didepro explicó que “los inversionistas buscan altas rentabilidades y bajo riesgo. En la situación actual de la actividad económica de la región, la relación rentabilidad-riesgo es inferior a lo que se observa en regiones vecinas con similar disponibilidad de recursos. Por ello es que, de no mediar una mejor ratio a partir de una agresiva batería de incentivos fiscales y una especialización en actividades económicas donde tengamos ventajas comparativas, la atracción de inversiones estará en manos de los avatares del futuro”.
