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Introducirán cultivos de macadamia, calafate y pistacho en la región

Mauricio Ulloa

Introducir especies de frutales que se adapten a las condiciones del territorio y del cambio climático en las 21 comunas de la región, así como potenciar otras existentes, es el objetivo del Programa “Fruticultura sostenible y resiliente al cambio climático para la región de Ñuble”, que ejecutará un equipo de investigadores del INIA Quilamapu durante 36 meses y que es financiado por el Gobierno Regional.

A partir de variables como la demanda hídrica, comportamiento frente a temperaturas más extremas, tipo de suelo, potencial productivo y ventajas comerciales, sumado a experiencias acotadas con estas especies y la disponibilidad de material genético propio, se definió la introducción de macadamia, pistacho y calafate, así como también potenciar el cultivo de castaño marrón en la precordillera y de la papaya en la costa, en un proceso que comenzará la próxima semana, luego que ayer se firmara el convenio respectivo entre el Gobierno Regional y el INIA, representados por Alicia Contreras, administradora regional del Gore; e Iris Lobos, directora nacional del INIA.

Jorge Retamal, investigador del INIA y director del programa, explicó que “el objetivo es el aumento de las alternativas productivas a través del establecimiento de huertos frutales innovadores con un alto potencial comercial”. Para ello se implementarán parcelas demostrativas en las 21 comunas, con las que se busca capacitar a mil agricultores en la región para el manejo de estas especies. Se aspira a alcanzar un total de 32 con una superficie mínima de 5.000 m2, las que serán salas de clases al aire libre, que contarán con las plantas, con el kit de insumos agropecuarios durante tres años, con sistema de riego por goteo, con paneles fotovoltaicos y con estaciones agrometeorológicas.

En esa línea, Retamal relevó como pilar fundamental del programa, la transferencia tecnológica, por lo que, además de capacitar a agricultores de todos los tamaños, también se considera la formación de capital humano regional especializado en fruticultura sustentable, donde destaca un postítulo para cien profesionales.

Argumentó, por ejemplo, que la macadamia es el octavo fruto seco con mayor demanda en el mundo y con el mejor precio de venta, una especie que demanda poca agua y es tolerante al exceso de radiación solar, por lo que se adapta muy bien al cambio climático, sobre todo, en el secano interior, donde se estima un rendimiento superior a los 5 mil kilos por hectárea (20 kilos por planta). En el caso del calafate, añadió, el potencial productivo es superior a los 4 mil kilos/ha.

Se prevé introducir 75 mil plantas, así como también otras 35 mil plantas para aquellos agricultores interesados en establecer huertos comerciales. Así, se espera llegar a 60-100 nuevos huertos.

El profesional agradeció al Consejo Regional, por aprobar de manera unánime los recursos para la ejecución de este programa, que representará una inversión de 3 mil millones; así como al gobernador Óscar Crisóstomo, a los servicios del agro, a los municipios, a la Asociación de Agricultores de Ñuble, a la Asociación de Cereceros de Quinchamalí y, principalmente, a los investigadores de INIA, quienes vienen empujando esta iniciativa durante los últimos dos años.

Innovación

Alicia Contreras, por su parte, manifestó que esta iniciativa, “que no solo subraya el compromiso con la innovación y la sostenibilidad, sino que también refleja nuestra visión de futuro para la región”, en un contexto de cambio climático.

Subrayó que “este proyecto se convertirá en un pilar fundamental para diversificar nuestra matriz productiva” y planteó que “la fruticultura sostenible y resiliente al cambio climático no solo nos permitirá enfrentar los desafíos actuales, sino que también abrirá nuevas oportunidades económicas, mejorará la calidad de vida de los agricultores y contribuirá al desarrollo regional”.

En tanto, Iris Lobos recordó que hace dos meses el INIA lanzó su programa nacional de mejoramiento genético en frutales, con asiento en Chillán, y reafirmó el papel que tendrá la zona centro sur como polo de desarrollo frutícola nacional, dado el contexto de cambio climático.

La directora nacional del INIA hizo, además, una invitación a agregar valor, de tal manera que estos avances también permitan generar productos con mayor valor y no vender únicamente commodities.

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