Pese al contexto económico de débil crecimiento y pesimismo entre los chilenos, para esta temporada invernal se prevé un importante aumento en el número de visitantes en la cordillera de la Región de Ñuble.
Las nevazones registradas estas últimas semanas vienen a confirmar los positivos pronósticos meteorológicos que anticipan una temporada con abundante nieve, lo que tiene optimistas a los empresarios del Valle Las Trancas y de Nevados de Chillán, la empresa que controla el dominio esquiable que pertenece a la ciudad de Chillán, concesión por la cual ha pagado 4 mil millones de pesos en los últimos 12 años.
La firma espera recibir esta temporada a 100 mil esquiadores (medidos por tickets día), contrastando con lo ocurrido en 2018, cuando no superó los 65 mil visitantes debido a la escasez de nieve que acortó la extensión de la temporada en 30 días. De hecho, es considerada -junta con la de 2016- una de las peores temporadas de los últimos años, en un contexto en que la sobrerreacción por las informaciones de prensa y redes sociales sobre los pulsos eruptivos del volcán Chillán, también redujo el interés de los turistas.
Pero este año la situación es completamente distinta y las proyecciones de demanda son optimistas no solo para Nevados, sino también para otros operadores que a la fecha ya tienen un 80% de sus instalaciones reservadas, es decir aproximadamente 2.800 camas correspondientes a la red hotelera que se ha registrado en el sistema del Servicio Nacional de Turismo (Sernatur), a lo que hay que agregar otras miles de cabañas, hostales y casas de arriendo que no están inscritas.
Esta avalancha de turistas que comenzarán a llegar a la zona a partir de este fin de semana representa un desafío para los empresarios, pues es clave que el servicio que entregan cumpla con los más altos estándares, de manera que cada visitante se vaya con el deseo no solo de volver, sino también de recomendar la zona.
Pero también hay un desafío de largo plazo, como es avanzar en materia de sustentabilidad. Las Termas de Chillán y el Valle Las Trancas constituyen un patrimonio natural único y su condición de atractivo turístico es insoslayable, lo mismo que su valor ecológico, representando un recurso fundamental para el desarrollo de ese territorio, y de la región en su conjunto.
Y aunque el éxito turístico se mide en la cantidad de personas que visitan un lugar, es imprescindible llevar a cabo cambios que permitan un desarrollo sustentable, de modo que sus atractivos no sean dañados por la actividad turística. Ya deberíamos saberlo: si el crecimiento no es acompañado de un mantenimiento de las condiciones naturales que hacen atractivo un lugar, inevitablemente ese daño -muchas veces irrecuperable- se percibe como un menoscabo en el nivel de satisfacción y conduce a la depreciación de ese destino.
Se trata de incorporar una visión estratégica que exige mirar más allá de la coyuntura, y planificar este territorio, único en el mundo, para una actividad turística que debe ser más sustentable y que requiere un mayor compromiso de sus autoridades y de los privados que allí invierten. Evitar su degradación es tan o más importante que una temporada con “buenos números”.