Pocas veces el Servicio de Salud de Ñuble había recibido un golpe a la probidad tan potente como el que los impactó en junio pasado, cuando la Brigada Antinarcóticos y Crimen Organizado (Brianco) de la PDI ingresó junto al fiscal Rolando Canahuate a las dependencias del incinerador de deshechos, del hospital Herminda Martín, para arrestar a parte del personal encargado.
La detención se fundamentó en que las pesquisas policiales determinaron que el encargado de la dependencia, más otros empleados, sistemáticamente robaban parte de las drogas que se les entregaba por orden judicial para su destrucción en el incinerador, ya que eran parte de las incautaciones realizadas al mundo del narcotráfico.
El impacto fue doble, ya que en las declaraciones entregadas, los imputados confesaron que la gran mayoría de las sustancias robadas se vendían en circuitos internos del hospital chillanejo.
Las reacciones del servicio se tomaron lo antes posible y ya están en condiciones de afirmar que “en el marco de las mejoras implementadas en la Unidad de Procedimiento de Drogas y Estupefacientes, impulsamos importantes mejoras tanto en infraestructura como en procesos internos, con el objetivo de garantizar que todas nuestras acciones se desarrollen bajo los más altos estándares de seguridad y conforme a la normativa vigente”.
La cita corresponde a la doctora Elizabeth Abarca, directora del Servicio de Salud Ñuble, quien detalla que una de las primeras acciones fue la de actualizar el Flujo de Procedimiento de la Ley 20.000, incorporando nuevos mecanismos de control, y elaboramos protocolos de seguridad y protección en cada una de sus etapas.
“Entre las medidas ya ejecutadas para fortalecer el resguardo del recinto destacan la contratación de guardias tácticos especializados, la instalación de nuevas cámaras de vigilancia y el reforzamiento de accesos, junto con otras acciones que, por motivos de seguridad, no detallaremos públicamente”.
Los guardias tácticos de seguridad son profesionales capacitados, equipados y entrenados para operar en situaciones de alto riesgo, como disturbios, incidentes delictivos o eventos con alta complejidad. A diferencia de los guardias tradicionales, los guardias tácticos tienen formación especializada en técnicas de intervención, evaluación de riesgos, uso de equipos especializados (como chalecos antibalas y bastones retráctiles) y experiencia previa en fuerzas de orden o militares.
Nuevo plantel profesional
Considerando que todos los imputados de la causa fueron puestos en prisión preventiva, la oficina fue reestructurada y reforzada con un nuevo equipo de trabajo, conformado por un encargado de unidad, dos profesionales de apoyo con funciones segregadas en cada fase del proceso y una profesional químico farmacéutico que actualmente aporta, desde un área aún más técnica, a la continuidad operativa de los procesos.
“En materia de control interno, se implementaron mecanismos manuales y electrónicos que aseguran el registro y la trazabilidad de los procedimientos además de desarrollos informáticos orientados a robustecer esta parte del proceso. En esta institución se protege y respalda a los equipos honestos que trabajan día a día por las personas”, afirmó la directora.
Investigación interna en curso
En el ámbito administrativo, la dirección del servicio instruyó un sumario, el que incluso se encontraba en curso antes de la intervención fáctica de la Fiscalía Local de Chillán, a través de la PDI, y actualmente está en su etapa final. El proceso fue ampliado tras los hechos ocurridos que son investigados por el Ministerio Público, y busca determinar eventuales responsabilidades administrativas en actos que podrían constituir una infracción a los deberes y obligaciones funcionarias.
“Finalmente, recordar que, frente a los graves hechos indagados por la Fiscalía, tanto el hospital como el Servicio de Salud Ñuble presentaron una querella contra los presuntos involucrados por delitos vinculados al tráfico de drogas y otras infracciones a la ley”, concluyó la doctora.
