Con la participación de autoridades de la Universidad de Concepción, de la empresa Orafti Chile, de la Fundación para la Innovación Agraria (FIA) del Ministerio de Agricultura, Transforma Alimentos, así como de investigadores, productores y transformadores de quínoa y alforfón, se realizó la inauguración de la planta piloto de granos ancestrales en dependencias de la Facultad de Ingeniería Agrícola de la UdeC (fiaUdeC).
La planta constituye un hito del proyecto “Polo territorial de desarrollo de ingredientes funcionales y aditivos, a partir de granos ancestrales para la industria alimentaria mundial”, financiado por el FIE (Fondo de Inversión Estratégica del Ministerio de Economía) y administrado por FIA, que es liderado por Orafti Chile S.A. y coejecutado por 12 entidades, entre ellas, la Universidad de Concepción. Se trata de uno de los cinco polos territoriales que impulsa FIA en el país.
El proyecto, que comenzó en octubre de 2017, tiene como objetivo la consolidación de una nueva industria de ingredientes funcionales y aditivos especializados a partir de la introducción del cultivo de la quínoa, el alforfón (trigo sarraceno) y otros granos andinos entre las regiones Metropolitana y de Los Lagos, que también considera el desarrollo de harinas estandarizadas que servirán como materia prima de una gran variedad de alimentos funcionales, como pastas, pan sin gluten, galletas, crispis y concentrados.
Un ingrediente funcional es un componente activo presente en cualquier materia prima agrícola, que gracias a la tecnología puede ser extraído e incorporado a otros alimentos otorgándoles propiedades benéficas sobre la salud de las personas. Por su parte, los aditivos especializados son productos como colorantes, preservantes o espesantes que pueden ser extraídos de materias primas vegetales y constituyen una alternativa para reemplazar ingredientes químicos.
Para el subdirector de FIA, Rodolfo Campos, “la inauguración de esta planta piloto es un hito dentro del programa de polos territoriales, que como Fundación impulsamos. Con esta iniciativa buscamos potenciar el encadenamiento productivo al trabajar en asociatividad con diversos actores, como la academia, empresas y productores, pudiendo conformar redes de cooperación y conectar al pequeño productor con la innovación, con miras a diversificar y sofisticar la matriz productiva del país, pero que también genere un impacto en la calidad de vida de los agricultores y sus familias”.
Asimismo, la decana de fiaUdeC, Dra. María Eugenia González, valoró que la planta es el resultado de una alianza entre diversos actores e instó a replicar el modelo.
Recordó que la iniciativa nació a partir de una invitación de Orafti Chile a fiaUdeC, en el marco de la convocatoria de FIA. “Yo agradezco esa primera iniciativa. Desde ahí se invita a distintos actores, además de la Facultad de Ingeniería Agrícola, está la Facultad de Agronomía, la de Ciencias Sociales, el INIA, Chilealimentos, la Municipalidad de Paredones, la Sociedad Agrícola de Bío Bío, la Asociación de Agricultores de Ñuble, la cooperativa de quínoa Rayen Dawe de Vilcún, la sociedad Alforfón Valdivia y empresas transformadoras como Promauka, Dilici y Frutarom Chile”, enumeró.
La decana apuntó que el objetivo es “que podamos desarrollar nuevos productos para mercados especializados, ingredientes con propiedades funcionales y aditivos especializados orientados al mercado mundial, pero también nuevos productos al mercado nacional con un alto valor nutricional”.
“Tenemos una línea completa para el procesamiento de quínoa y una sala de molinos para desarrollar productos novedosos”, subrayó la Dra. González, quien recordó que se viene trabajando en las dos últimas cosechas (2018 y 2019), donde destacó que tanto académicos como estudiantes se han enfocado en caracterizar la quínoa y el alforfón, e identificar qué características tienen para su uso en la elaboración de masas para hornear y snacks.
Impacto social
En tanto, el director del proyecto y gerente agronómico de Orafti Chile, Peter Guhl, relevó el impacto social del proyecto. “Nuestra intención, desde el principio, era reunir grandes y medianas empresas y pequeños productores en un solo polo; era un desafío que nos planteó el FIA y, para ser sincero, en principio nos costó bastante unificar esto en una sola organización, porque los objetivos de todos son muy distintos”, declaró.
Asimismo, Guhl hizo hincapié en el respeto y la revalorización de las tradiciones ancestrales en el procesamiento de estos granos.
Expuso, además, que “aquí no se trata de que una empresa grande tome todo el mercado, aquí hay mercado para todos, hay nichos que nosotros como empresa jamás podremos atender, pero que sí lo pueden hacer pequeños productores”.
Tanto Guhl como la Dra. González invitaron a los emprendedores, a los pequeños productores y a la comunidad en general, a hacer uso de esta planta y aprovechar las capacidades técnicas de la Universidad. “Que la gente pueda venir a hacer pruebas y no se asuste porque tiene que pagar mucho; ésta es una instalación que solo necesita un pequeño aporte para sostener los costos, todo el resto es gratuito para las pequeñas empresas”, aclaró el profesional.
Tras la ceremonia, el gerente del Polo Granos Ancestrales de Orafti Chile, Carlos Avilés, guió un recorrido por la planta, cuya línea de quínoa tiene una capacidad de procesamiento de 250 a 300 kilogramos por hora.
La línea de quínoa está compuesta por diferentes equipos, como despedradora, clasificadora, escarificadora, lavadora, centrífuga y secadores, donde se extraen las impurezas y la saponina, y un molino, para la elaboración de harinas (mezcladas u homogeneizadas).