“He estado en muchas partes de Chile y nunca vi algo así”
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Mil 500 millones de pesos servirían para poner nuevas luminarias, para arreglar calles, caminos, reparar escuelas, implementar plazas vivas, sedes vecinales y mucho más de lo que se pueda enumerar en un minuto.
Pero en esos 60 segundos difícilmente alguien piense en la gente en situación de calle de Chillán, “que son tan vecinos nuestros como cualquier otra persona y también necesitan ayuda”, reflexiona Héctor Higuera, jefe social del Hogar de Cristo, que el pasado 7 de junio inauguró su moderna hospedería, en calle Independencia y que, “tuvo un costo cercano a los $1.500 millones, con fondos del Gobierno Regional y mediante un proyecto que hicimos a través de la Municipalidad”, apunta.
Hasta entonces, las cerca de 200 personas en situación de calle que hay en Chillán contaban con albergues que están lejos de ser como este albergue. “Muchos de ellos se goteaban, los espacios no eran los adecuados y por esa razón tampoco resultaba muy atractivo para estas personas asistir a ellas y este proyecto nace a partir de la necesidad de otorgarles dignidad”, asegura.
Baños impecables, con duchas calientes, calefacción central, comedores amplios, lockers, dormitorios para adultos mayores y minusválidos con baños, sala de televisión, máquinas de ejercicios, salas de actividades y talleres y diversas salas para los funcionarios y voluntarios, hacen lucir la hospedería “como un hotel, yo nunca había visto algo con tanto lujo para personas como nosotros”, dice Érico Cisternas, temuquense quien vive en situación de calle desde cerca de sus 20 años (tiene 52). “He pasado por Temuco, Ercilla, Angol, Collipulli, Lautaro, Los Ángeles, Coquimbo, Copiapó, Santiago, Talca y en Argentina. Nunca había visto algo así”, dice.
Operación Dragón
Pese a que la hospedería tiene capacidad para 60 personas, los recursos que hoy se manejan solo admiten 30 usuarios. Muchos de ellos vienen de albergues como la San Vicente y la de Rosita O’ Higgins.
Ellos fueron invitados a conocer las maquetas en 3D, antes de que se construyera el proyecto, y también a la ceremonia de inauguración.
Se les exige ducharse y cenar antes de acostarse. El viernes, algunos veían una película de Bruce Lee, Operación Dragón. “Y lo veían en un DVD que traje yo, uno que compré el otro día, porque estoy trabajando como comerciante ambulante”, dice con orgullo Érico Cisternas.
Curiosamente, un filme en el que el fabuloso artista marcial llegaba a una isla para liberar a personas en situación de calle, huérfanos y secuestrados, capturados y mantenidos como esclavos para practicar letales técnicas de combate por los discípulos del malvado “Señor Hann”. Y, claro, era gente buena pero invisible para la sociedad.
Invisible como el mismo Érico, quien se fue de la casa cansado de los malos tratos de su padre y que hoy tiene relaciones lejanas con su familia.
O como Segundo Molina Pérez (64 años), quien tiene cursos de paramédico. Tomecino, estuvo en Santiago -donde trabajó en el Hospital El Salvador-, sin embargo, vivió en albergues y “también me tocó hacer calle”, recuerda.
Tiene una hija en Argentina, y se comunica con ella a través de Internet. Es matrona, como su madre. “Estoy buscando trabajo, presenté mi currículo acá en el hospital y me lo encontraron bueno. Quiero salir adelante, hay que sacar fuerzas de flaqueza y solo espero la oportunidad”.
En la película, Bruce Lee tenía la fortuna de contar con el apoyo de una facción del Gobierno de Estados Unidos. En la vida real, acá en Chillán, falta más apoyo.
“Estamos tratando de que no solo el Hogar de Cristo y la Municipalidad, más una corporación nueva que llegó, sean los únicos oferentes y quienes articulen a todas estas agrupaciones que nos ayuden haciendo la ruta de la calle, que es lo que determina esa relación clave que debe haber con la gente en situación de calle”, dice Higuera.
De hecho, aún no hay mujeres en la hospedería, pese a que hay una sala habilitada para ellas. “Necesitamos más recursos para comida, insumos y personal”, agrega.