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Señalamientos cruzados, encontronazos e información falsa. Así se resume el primer debate entre Kamala Harris y Donald Trump en la carrera por la Presidencia de Estados Unidos.
Después de que el primer debate presidencial el pasado mes de junio le costara la candidatura presidencial al actual mandatario estadounidense, Joe Biden, su vicepresidenta sale beneficiada de un encuentro en el que Donald Trump trató de sortear cuestionamientos complejos con su viejo chivo expiatorio: la inmigración.
Trump criticó duramente a Harris por el manejo de la economía durante la Administración de Joe Biden, así como su presunta responsabilidad en la política migratoria actual, considerada como el peor de los males por el aspirante republicano.
Mientras, la vicepresidenta exhibió al expresidente como un millonario desconectado de la realidad social estadounidense y con tendencias autoritarias, sumamente dañinas para el futuro democrático de la que se presume como la primera democracia moderna en el planeta.
La vicepresidenta arrancó su intervención proponiendo la creación de una “economía de oportunidades”, apelando a su historia como una mujer de clase media para empatizar con la clase trabajadora estadounidense, a la que prometió rebajar los impuestos.
Por su parte, el expresidente republicano, fiel a su estilo, fue reactivo ante los señalamientos de Harris, señalando las debilidades en la Administración de Joe Biden y la alta tasa inflacionaria en la que se encuentra Estados Unidos, a la cual calificó como “la peor en la historia”, que a su vez ha generado “un desastre para la clase media”. Sobre el ‘Proyecto 2025’, planteado por los republicanos, Trump sentenció que “no tiene nada que ver” con él.