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El Ministerio de Obras Públicas (MOP), a través de la Dirección de Aeropuertos, realizará este mes la licitación del Diagnóstico y Análisis de Demanda Aérea del Aeródromo General Bernardo O’Higgins de Chillán. Para la cartera, se trata de una consultoría clave para evaluar la factibilidad de contar con vuelos comerciales y determinar la infraestructura para conseguir ese objetivo.
El estudio, que cuenta con un presupuesto de 260 millones de pesos, es el principal esfuerzo que se ha hecho hasta ahora para tener información que respalde una nueva intervención del recinto, hoy dedicado a operaciones de instrucción de pilotos, actividades deportivas y extinción de incendios forestales.
El trabajo debería comenzar en noviembre y se extendería hasta diciembre de 2025, y considera la evaluación de la infraestructura actual del aeródromo, la estimación de la demanda potencial mediante encuestas y análisis de datos históricos y la proyección de beneficios sociales e inversión necesaria para futuras ampliaciones. La idea final es desarrollar un diagnóstico exhaustivo y una proyección de la demanda de pasajeros y de carga para el período 2025-2055.
Tanto autoridades como diferentes actores políticos y privados de la región de Ñuble, coinciden en que un factor clave para nuestro desarrollo económico es tener rutas aéreas que nos conecten con el resto de Chile y del mundo. Un aeropuerto capaz de satisfacer el tráfico que requiere el turismo, las exportaciones e importaciones.
Lamentablemente, la crisis del covid-19 le quitó continuidad a un trabajo que venía de anteriores administraciones que dotaron al aeródromo Bernardo O’Higgins de una torre de control y de una sala de embarque para pasajeros, entre otros adelantos.
La brecha es grande, y por lo mismo, se necesita con urgencia un completo diagnóstico, como el que contratará el MOP y un plan de inversiones que permita identificar con certeza las mejoras que se necesitan para poder recibir vuelos comerciales.
Y si bien nadie duda en que tener un aeropuerto sería una contribución al desarrollo de la ciudad y de la región, será difícil que dicho desafío se aborde en la medida que el terminal siga siendo subutilizado.
Por ello, se requiere un esfuerzo común, de toda la región, lo que incluye a potenciales usuarios, empresas, autoridades de Gobierno y parlamentarios, para que no solo se concreten nuevas obras, sino también para incentivar su uso y éste sea rentable y se mantenga en el tiempo. El sector exportador, en tanto, también puede hacer su aporte, apostando por el desarrollo de una plataforma logística para el embarque de productos alimentarios entre el Maule y Los Lagos, e incluso de zonas más australes.
Se trata de una visión que está plasmada en la estrategia regional de desarrollo y por lo mismo, es un mandato para nuestras autoridades regionales, en cuanto a gestionar las inversiones y generar los incentivos necesarios para potenciar al terminal aéreo como un centro de servicios internacional, que puede ser decisivo para el fomento del turismo regional y para mejorar la competitividad de la industria alimentaria de Ñuble.