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Tiene 18 años, es atleta, vive en la Región de Ñuble y sufrió un verdadero infierno.La entrevistada, quien optó por mantener en reserva su identidad, denunció en 2017 a su entrenador de atletismo, por un supuesto intento de abuso sexual.
La Fiscalía de Ñuble confirmó a La Discusión que efectivamente existe una investigación en curso en la Fiscalía de San Fernando, Sexta Región, en contra del entrenador de iniciales P.C.O., pues en esta ciudad, se habría producido el incidente.
La afectada, que ha sufrido el silencio cómplice del entorno de su excoach, y hasta de sus pares, decidió contar su crudo testimonio a nuestro medio, subraya, para que no haya más víctimas.
“Llegué desde Santiago a los 14 años con cierto rodaje en atletismo. Por eso, el profesor me invitó a ser parte de un club que me ofrecía optar a una beca universitaria. Me dijo que podía entrar a la universidad con beca, que me podía proyectar al extranjero. Ahí empecé a entrenar con él. El primer año fue una relación normal, aunque siempre noté que había pocas mujeres, éramos yo, dos chicas universitarias y una chica de afuera, el resto puros hombres. El segundo año ya empezó a exigir mayor relación. Una chica me advirtió, pero no le di importancia porque tenía casi 15 años. Pero cada vez quiso acercarse más a uno, me decía que no me relacionara con los hombres. El año 2015 se volvió más pesado con el tema. Me tiraba tallas, pero yo no pescaba. Me decía ‘que lata que no hayamos nacido en la misma época’. Esas tallas yo las encontraba muy raras. Cuando entrenábamos, me abrazaba, pero ese año me comentaron que en 2011 este profesor había estado en la cárcel por abuso, entonces yo quedé como en shock, porque pensaba, nadie le ha dicho nada en el plantel universitario donde trabaja. Él se defendía diciendo que fue a la cárcel por una falsedad de una chica que le quiso sacar plata. Yo comencé a sentir un poco de miedo y me empecé a alejar. Él notó eso y cuando se daba cuenta, se iba amurrado a la oficina. Se iba de la pista y se molestaba conmigo y no me daba planes de entrenamiento. Hacía comentarios súper machistas. Decía en la pista ‘este ejercicio es más fácil que pegarle a una mujer’, cosas así, tallas feas. Nosotros no podíamos decirle nada porque se molestaba con todo y lo hacía notar”, relata la deportista ñublensina.
“Me mete la mano…”
La entrevistada hace una pausa y relata con detalles el día en que su entrenador intentó abusar sexualmente de ella, la noche previa a una competencia atlética.
“Fuimos al Nacional de Cross Country en San Fernando. Nos hospedamos en un hotel y me dijo que debíamos compartir la habitación porque no había más. Yo le dije que no había problema, mientras hubiera dos camas. Había una matrimonial, donde dormiría él y otra de una plaza para mí. Era viernes por la noche, cuando el profe se sentó en mi cama. Yo estaba viendo mi celular y él empezó a hacerme cariño en la espalda. Me decía ‘tú sabes que te quiero mucho, siempre hemos sido cercanos, tenemos que tener una relación bonita’, pero yo le dije, sí profesor, pero nosotros solo podemos tener la relación de un técnico con su atleta, pues tiene su esposa y su familia. Pero me dice: ‘hay atletas que hacen todo para que yo les dé planes o esté cerca de ellas’. Siempre me ponía de ejemplo a otra atleta que era cercana a él. Entonces, de repente, cuando estaba sentado en la cama, el profe me acuesta y le digo ‘qué onda profe’. Me tapa la boca y me mete la mano por debajo. Yo trato de sacarlo de mi lado y él me agarra fuerte de la mano. Yo me logro correr hacia un costado y él sale de mi cama y se molesta mucho conmigo. Me dice ‘qué te pasa, si antes no eras así’. Yo le dije qué estaba haciendo, que no podía hacer eso, que no podíamos tener nunca nada. Entonces me fui al baño donde estuve mucho rato y cuando salí, él ya estaba en su cama. Yo me acosté, pero me quedé despierta mucho rato con miedo y esperando que se quedara dormido. Al otro día me pidió disculpas y me dijo ‘disculpa por lo que pasó anoche, no sé lo que me pasó. Yo le dije, bueno, da lo mismo. Después de eso, yo me guardé esto para mí, no se lo conté a nadie, pensé ‘qué voy a hacer ahora, voy a perder la beca’. Mis padres me van a sacar del club y no podrán educarme porque no tienen los recursos. Entonces quise borrarlo de mi mente. Yo estaba chata. No quería nada con el profesor. Nunca más quiso hablar del tema. Me decía que debía olvidarlo”.
La voz de un profesional
Testigo del deterioro sicológico de la afectada, tras el episodio descrito, fue un profesional que trabajó con la involucrada y la instó a denunciar. Hoy, este profesional, esperando que la justicia dicte sentencia, se atreve a entregar su testimonio.
“Durante el año 2017, me tocó presenciar varios entrenamientos de los atletas de este club. Lo que siempre me llamó la atención fue el trato punitivo hacia los atletas y principalmente hacia esta atle-ta. Recuerdo que ella no podía hablar con ningún hombre del equipo, sumado a los gritos e insultos y constantes amenazas de sacarla del club, si no hacía lo que el entrenador pedía. Y eso abarcaba el atletismo y su vida personal. Y lo que más me causó extrañeza, en uno de los campeonatos que se realizó en Santiago, ella tuvo que quedarse en el mismo departamento, sola con él, le pregunté a él sobre eso y me respondió “es mi atleta y tiene que hacer lo que yo quiera”. Durante ese torneo, ella tenía prohibido hablar con cualquier persona y en especial con los hombres. También la retaba si iba al baño y se demoraba más de cinco minutos. Vi como tomaba el tiempo. Siempre vi a una niña retraída y temerosa de todo, no disfrutaba lo que hacía y le dije que no tenía por qué soportar ese trato y que si estaba pasando algo más tenía que hablar con alguien, ojalá con sus padres”, sentencia el profesional.
“Intentó besarme en su oficina”
El técnico de atletismo no intentó solo una vez abusar de ella. La atleta evoca otro traumático incidente.
“Una vez estábamos en su oficina, en la puerta, y él me abraza y me intenta dar un beso. Yo le dije, profe, ‘no sea desubicado’. Él se molestó mucho con esa frase y no me habló en una semana. No me daba planes, pero de la nada después me dijo que fuera a entrenar. Ya en el año 2017 me salí del club y le conté a mis padres. También a un sicólogo, que fue el primero que supo. En todo caso, los chiquillos del club se daban cuenta de lo que pasaba, pero le celebraban todo, tiraban tallas. Él estaba enfermo, no me dejaba pololear, me decía que no podía estar con nadie y que yo era su pareja. ‘Yo le decía, usted es mi entrenador, no mi pareja”.
Insultos en pista
El desgarrador relato de la entrevistada prosigue y aporta otro episodio de abuso y violencia sicológica.
“Una vez me trató súper mal en la pista. Yo me puse a llorar. Y a otra atleta le hizo lo mismo, era cargante con ella. Incluso una vez en una concentración llevamos una linterna con electricidad y acordamos que si intentaba hacernos algo le íbamos a aplicar corriente en el cuello. Siempre estuvimos con miedo, pero no quisimos decir nada, porque nos manipulaba con la opción a una beca. Una vez en la pista me trató súper mal. Porque le dije que quería estar con alguien, pero me dijo que no. Que si estaba con alguien, era una perra, que no podía hacer esas cosas. Me trató súper mal, gritándome, tomándome de los brazos fuerte, muy bruto. Cuando se molestaba y te gritaba a uno le daba mucho miedo. Yo lloré mucho y ahí mi amiga igual se fue del club de atletismo”.
Otra afectada saca la voz
Otra atleta también quiso entregar su testimonio a La Discusión, también sin revelar su identidad.
“Desde que empezaron mis entrenamientos con la rama de atletismo, noté que las actitudes y la forma de dirigirse a los atletas no era correcta, específicamente con mujeres. El profesor me saludaba y abrazaba excesivamente, se molestaba por mi pololeo que era externo al entrenamiento. Muchas veces dejándome sin plan de entrenamiento, se entrometía en la vida personal mía y de otras atletas. Inventó un rumor en su clase de universidad, diciendo que “yo le había robado un beso”, lo cual me puso incómoda varias veces que fui a entrenar siendo escolar, ya que me miraban insinuando algo sus alumnas. Sin embargo, yo me enteré meses después. Nos observaba demasiado, no como un profesor que solo quiere observar el rendimiento, siempre buscaba ver más allá, le molestaba si hacía el plan con calzas largas o short. Lo cual no es normal, yo debí entrenar con calzas cortas, pero como no se me dio el ambiente grato desde el inicio, jamás me atreví a usarlas. Solo por evitar que el me mirara. No me inspiraba confianza. Él ni sus comentarios tan fuera de lugar, chistes vulgares, comentarios obscenos. Me gustaba mucho hacer ese deporte, pero por profesores como él muchas quedan sin poder desarrollar sus habilidades dentro de una institución que promueve el deporte”, detalla.
“No quiero que vaya a la cárcel, solo que no dirija más”
A casi dos años de esa noche que marcó su vida, la atleta ñublensina evoca por qué decidió hablar.
“Yo estaba mal hasta que un día exploté y le conté lo que había pasado a mis padres. Ellos lloraban, me pedían perdón, me decían porque no se habían dado cuenta. Ahí decidí irme de ese club, pero para irme tuve que juntar recursos para pagar mi pase. Me parece inaceptable que él siga entrenando atletas. Es una pena que se oculte a una persona así, porque son los chicos de primer año los que sufren de sus abusos y machismo. Recuerdo que otra chica igual estaba colapsada por el abuso de este profesor. Incluso grabó una conversación que tuvo con él. Caminaban por la pista y en un momento él movía los brazos, gritaba. Ella le dijo que era un acosador y él le decía que ella se dejaba hacer esas cosas. Yo creo que el año pasado y antepasado fue una etapa dura. Él tiene una orden de alejamiento y estuve con sicólogo, pero después dije esto no puede marcar mi vida, debo salir adelante, ya lo superé, aprendí a vivir con esto y a superarlo, ahora lo veo y no me pasa nada, antes no podía verlo ni estar cerca de él. Trataba de evitarlo en días de pista. Yo no quiero que vaya a la cárcel, solo que no dirija más”.
“Hay que denunciar”
La protagonista de esta denuncia que dio paso a una investigación, insta a deportistas que han pasado por una situación similar, a no guardar silencio.
“Mi mensaje es que no se callen nada, que denuncien, porque yo me callé mucho tiempo y pudo pasar algo mucho peor. Pude haber sufrido una violación sexual. Yo creo que él está enfermo. Querer abusar de menores y no aceptar la situación. Y lo que me apena, es que hay muchas personas de ese club y su trabajo, que lo protegen. Pero él no puede seguir ahí. Me hizo daño, pero yo ya lo superé”, sentencia, con la convicción de que esta pesadilla llegó a su fin.