Señor Director:
El Cambio Climático, que no dejamos de acelerar, está entrando en fase disruptiva de la estabilidad climática requerida para la producción de alimentos, sobrevivencia ambiental y asentamiento humano.
Mundialmente, no alcanzan los minerales necesarios para la imprescindible Transición Verde en la que abandonemos del todo los combustibles fósiles en pos de las energías renovables; ni qué decir del breve plazo necesario. Enfrentamos un Cataclismo Climático que compromete, en nuestra generación, la continuidad de la civilización para las próximas décadas y, posiblemente, la de nuestra especie a uno o quizás dos siglos, junto al resto de la biósfera. En lo que nos arrecia, el actual desastre natural ni siquiera será la norma, sino que el desde; pronto recordaremos con añoranza eventos tan “moderados”.
Los esfuerzos de reconstrucción deberán considerar adaptaciones monumentales de infraestructura, relocalización poblacional, replanificación alimentaria y mejora regulatoria, anticipando un empeoramiento sistemático ante el que ya estamos al debe. Ideologías mediante, nos farreamos la oportunidad global para organizar y gradualizar de forma inteligente, justa y compasiva, el decrecimiento económico, contracción poblacional y reducción de impacto ambiental.
Insistimos en la insustentabilidad soslayando cómo la Naturaleza nos puede hacer crujir.
Luis León Cárdenas Graide