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Botón rojo y factor humano

Los incendios forestales afectan a la naturaleza y a su biodiversidad, pero también amenazan la vida de las personas, sus casas y propiedades, el trabajo, la salud e incluso la movilidad, como ocurre con los cortes de rutas.

En términos de balances, muestran estadísticas históricas que no son para nada positivas. Hay temporadas “promedio” donde se queman entre 3 a 4 mil hectáreas, sin embargo, muchas veces ocurren episodios extraordinarios que incrementan estas cifras, como en 2023, 2017 y 2012.

Paralelamente, la capacidad de respuesta y prevención ha mejorado. Aunque ha sido un proceso con dolorosas lecciones, en la última década podemos constatar diferentes aprendizajes y un sustantivo aumento de recursos de los sectores público y privado.

Sin embargo, se podrían cuadruplicar las brigadas y los aviones -como efectivamente ha ocurrido- pero lo más probable es que tendríamos más gente combatiendo los mismos incendios que se producen anualmente. Ciertamente son atacados más rápido y las respuestas de los municipios, de las agencias del gobierno central y del gobierno regional son mucho más rápidas. En eso hay avances, pero el origen, la propagación y la capacidad destructiva del fuego en mucho dependen de las condiciones de clima y del factor humano.

Sobre el primero, la actualidad regional debe tenernos alerta, pues ayer la Dirección Meteorológica de Chile (DMC) emitió un pronóstico de temperaturas superiores a los 34°C en el valle y la precordillera de Ñuble, entre el 28 y el 31 de enero. La Conaf, en tanto, decretó ayer Botón Rojo para 10 comunas, debido a que hay más de un 70% de probabilidades de ignición de incendios forestales y de su propagación.

En cuanto al segundo factor de esta amenazante ecuación, el humano, definitivamente es mucho más difícil de predecir, pero sabemos que detrás de cada uno de los incendios hay personas que los originaron. Negligencia o intencionalidad, finalmente el origen siempre es humano.

Humanos son los que provocan atentados y actos de piromanía. Humana es también la práctica de quemar residuos agrícolas o basura en las cercanías a zonas con vegetación o acampar en zonas no habilitadas y descuidar las fogatas, lo mismo que la costumbre de postergar la limpieza de quebradas y zonas aledañas a poblaciones, reduciendo el combustible potencial en temporada alta.

Considerando el denominador común de la acción humana en el origen de los incendios forestales, hay dos consideraciones claves e impostergables de abordar. En primer lugar, enfrentar decididamente el factor humano en el origen de los incendios forestales, analizar las causas, perseguir a los culpables, educar a la población y entender las motivaciones detrás de la intencionalidad de muchos siniestros. Y en segundo término, afrontar este tema como un desafío de alcance regional que involucre a toda la ciudadanía, tanto de áreas urbanas como rurales. No se trata solo de combatir los incendios forestales, sino de evitar que se originen y ese objetivo, este verano, es tarea de todos y todas.

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