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Bombas Molotov

 

Señor Director:

En la segunda guerra mundial, el canciller soviético fue Viacheslav Molotov (1890-1986), ministro de Asuntos Exteriores de la URS en 1939-1949 y en 1953-195, una de las figuras más importantes del periodo de Stalin.

Durante la guerra surgió un armamento artesanal que ya se había utilizado en conflictos anteriores, pero que ahora adquirió una masiva aplicación a la guerra, especialmente por los soldados rusos frente a los nazis. Se habló del “cóctel Molotov” o sencillamente de bombas Molotov, que eran botellas cargadas con materiales incendiarios y lanzadas desde aviones sobre posiciones enemigas. La leyenda habla de memorables ataques con estas armas, que resultaron eficaces para enfrentar a los muy bien equipados ejércitos alemanes. La bomba Molotov adquirió fama mundial y apareció como expresión extrema en manifestaciones callejeras. En realidad, su utilización en estos eventos resultó demoledora.

Grupos extremistas comenzaron a usarlas en acciones callejeras contra policías.

A las pancartas y griteríos tradicionales, sucedió un ataque verdaderamente letal contra los defensores del orden público, que se vio enfrentado a agresiones inéditas ante la cual sus recursos tradicionales resultaron absolutamente ineficaces.

Hay que decirlo derechamente: lanzar estas bombas es tirar a matar, por lo tanto, incorporarla a las manifestaciones propias de la democracia es inadmisible y quienes lo hacen no merecen otro nombre que criminales.

Resulta absolutamente impropio que escolares las utilicen para manifestar demandas o simplemente odio estratégico contra los encargados del orden público.

Lo que pasó en el Internado Nacional Barros Arana obliga a poner atajo a esta violencia inadmisible. Ningún derecho humano puede proteger actos criminales.

Alejandro Witker

Historiador

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