Es importante destacar que para atraer inversiones a las comunas se necesita mucho más que un recurso natural o un atractivo histórico. En tal sentido, el alto déficit de gestión de varias municipalidades son viejos problemas que podría encontrar respuesta en el reciente programa de que lanzó la Subsecretaría de Desarrollo Regional para apoyar técnicamente a 12 comunas de Ñuble, tanto en la elaboración y postulación de proyectos a fondos públicos, como para contribuir a la sinergia público-privada.
Uno de los efectos buscados con la creación de la Región de Ñuble era una mayor proximidad y cercanía de autoridades regionales con los diferentes actores que son parte del territorio, lo que incluye a los municipios, empresarios y emprendedores. Con ello se ganaría en conocimiento, valoración, responsabilidad y rendición de cuentas, y la gestión se acercaría de mejor forma a la realidad, logrando identificar las urgencias, como los temas de mediano y largo plazo.
Lamentablemente, poco se ha avanzado. La pandemia, politización y sectarismo hicieron de esta interacción entre actores públicos y privados un ejercicio frustrado de complementariedad, apenas un diálogo entre unos pocos, restando más que sumando en materia de creación de alternativas de inversión y crecimiento económico local. Por ejemplo, un aspecto que se debe abordar con urgencia es la información acerca de quién tiene interés de invertir en Ñuble, bajo qué condiciones y con qué expectativas, de modo de poder ofrecer los espacios territoriales propicios para ello.
Algunas ciudades y sus economías locales, como la de Chillán, han logrado cierta diversificación productiva, mientras que otras, la gran mayoría en realidad, están dominadas por un par de actividades o negocios, generalmente asociados a la agricultura y a la industria forestal.
Desde esta perspectiva, cobra especial importancia la interacción del sector público con los demás actores estratégicos, promoviendo la construcción de espacios territoriales competitivos que favorezcan el desarrollo comunal y regional a largo plazo.
En esta dirección -que de manera incipiente se aprecia en Quillón y Pinto con el turismo y en Chillán Viejo y San Carlos con sus industrias- se podrían facilitar a las empresas el acceso a una serie de servicios e insumos que fortalezcan su posición en los mercados, mejorando su productividad y competitividad.
El sector privado puede contribuir no solo con capital, sino también con conocimiento especializado, información o habilidades, mientras que el Estado podría ofrecer exenciones de algunos impuestos y sobre todo asegurar la zonificación y permisos para garantizar que los proyectos se lleven a cabo.
Es importante destacar que para atraer inversiones a las comunas se necesita mucho más que un recurso natural o un atractivo histórico. En tal sentido, el alto déficit de gestión de varias municipalidades son viejos problemas que podría encontrar alguna respuesta en el reciente programa de que lanzó la Subdere para apoyar técnicamente a 12 comunas de Ñuble en la elaboración y postulación de proyectos a fondos públicos y contribuir a la sinergia público-privada.
Y si de obstáculos se trata, hay que también poner mucha atención en los criterios de contratación de funcionarios, a fin de que se privilegie la alta calificación y no el cuoteo partidario ni el pago de favores políticos.
Lo concreto es que la necesidad de profesionalizar la gestión se advierte cada vez con más fuerza y la atracción de inversiones y la posibilidad que éstas incidan positivamente en los niveles de bienestar de los habitantes de Ñuble, requieren hoy, sobre todo, de autoridades y funcionarios competentes.