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Señor Director:
Las animitas son monumentos fúnebres que se hallan, entre otros lugares, en la vía pública, y pueden estar en el mismo lugar donde la muerte que conmemoran, ocurrió. En el centro de Chillán hay tres que tienen algo en común: fallecidos por golpes con árboles. El primer mártir de bomberos de la ciudad, Florindo Lagos Martínez, tiene una estatua que apunta con su manguera y vista al lugar donde de sorpresa le pegó un árbol mientras el camión del que iba colgando, doblaba rumbo a un aviso de emergencia en 1958.
En la plaza de armas, el estudiante Juan José Martín Morales tiene su animita en el lugar donde estaba el olmo que le provocó la muerte el año 2020. Y en la calle Isabel Riquelme a la altura del 599, la vecina de Los Volcanes, Nadia Toledo Acuña, tiene la suya por igual, donde crecía el árbol por el que murió en 2016.
No sería de extrañar más animitas así en el centro, específicamente en la plaza de armas, que se puede ver en estos días llena de gente hasta sentada hablando de la vida que tal vez pierdan por alguno de los árboles del lugar, yendo en contra de la clara demarcación y bloqueo que la municipalidad ha hecho por el temporal de viento que afecta al país, tratando de evitar que esto se convierta en una “plaza de almas”.
Gonzalo Alexis Luengo Orellana
Genealogista