América Latina redefine su ruta solar ante desafíos de transmisión y regulación

Tras más de una década de fuerte expansión, la industria solar en Latinoamérica está entrando en una nueva etapa. Brasil y Chile, pioneros en el desarrollo de esta energía, comienzan a enfrentar limitaciones derivadas de los vertimientos (curtailment), problemas en la transmisión y ajustes regulatorios.
En contraste, mercados como Colombia, Perú y Argentina avanzan con fuerza, mientras que México busca reimpulsar el sector bajo un marco legal renovado.
En medio de los desafíos regionales, Solarity se ha consolidado como un actor clave en Chile y Latinoamérica gracias a su modelo de energía solar para empresas sin inversión inicial.
La compañía financia, construye, opera y mantiene plantas solares, lo que permite a empresas acceder a energía limpia y más económica frente a las tarifas tradicionales.
Desaceleración en los líderes y nuevas apuestas híbridas
Brasil sigue a la cabeza regional con 55,8 GW instalados, aunque el exceso de oferta y vertimientos del 15 % a inicios de 2025 frenan el apetito de nuevos proyectos.
En Chile, la energía solar ya aporta cerca del 30 % de la capacidad instalada, pero la saturación de la red provocó un récord de 25 % de vertimientos.
Ante ello, comienzan a desarrollarse soluciones híbridas que combinan solar y almacenamiento, como el proyecto Oasis de Atacama de Grenergy, valorado en US$2.000 millones.
México, por su parte, aprobó una nueva ley eléctrica que libera de permisos a más proyectos de generación distribuida y fomenta alianzas con la Comisión Federal de Electricidad (CFE). El objetivo: sumar 6,4 GW de capacidad solar privada hacia 2030.
Colombia cuadruplicó en 2024 su capacidad de energías renovables no convencionales, con la energía solar como protagonista de una cartera de 9,75 GW. Perú busca más que duplicar su potencia instalada y llegar a 2,25 GW en 2026, mientras que Argentina, con 1,83 GW actuales, eliminó los límites de generación distribuida, aunque aún enfrenta riesgos financieros y cambiarios.
Centroamérica y el Caribe también se suman a esta ola con proyectos que diversifican sus matrices y reducen la dependencia de combustibles fósiles.
Con más de una década de experiencia, más de 170 plantas instaladas y una capacidad en constante expansión, Solarity se ha posicionado como pionera en soluciones flexibles, que van desde techos industriales hasta proyectos flotantes y carports.
Este enfoque no solo contribuye a reducir las emisiones de CO₂, sino que también mitiga los impactos de los vertimientos al acercar la generación al punto de consumo.
La apuesta de empresas como Solarity refleja el camino que la región debe seguir: combinar innovación tecnológica, nuevos modelos de negocio y marcos regulatorios estables para sostener el crecimiento solar en la próxima década.