¿A qué costo aprenden los alumnos?

En un reportaje de El Mercurio sobre el reciente Foro Global para la Construcción de un Futuro Mejor, se subraya una reflexión del director de educación en la OCDE, Andreas Schleicher, que resulta confusa: “el mundo actual exige mucho más de los estudiantes que el rendimiento académico (…) esto coloca la autonomía estudiantil y el dominio de estrategias de aprendizaje efectivas en el centro de la educación, lo cual depende de que los estudiantes estén comprometidos y motivados intrínsecamente”.
Veamos. En primer lugar, es conveniente tener presente que en los sistemas escolares el rendimiento no está siendo un indicador de buena calidad, en tanto los procesos de evaluación están perdiendo rigurosidad y en cuanto los contenidos son cada vez más superficiales. Por esto mismo, es conveniente considerar que en el proceso pedagógico no se puede prescindir de dar importancia a factores claves como la memoria, los enfoques pedagógicos o el perfil docente. Por una parte, la memoria es un aspecto indispensable para el aprendizaje pues éste se logra cuando la información queda almacenada en la memoria a largo plazo, y luego cada alumno le da unidad de sentido especialmente mediante el entrenamiento en la lectura comprensiva, la escritura reflexiva, el análisis y la síntesis de contenido, y es capaz de relacionar y proyectar la nueva información con las ya adquiridas. Este proceso es el que está en la base de una buena educación porque cada nuevo aprendizaje depende de los conocimientos previos. Vale la pena mencionar que la psicología cognitiva ha presentado numerosa evidencia que valida este planteamiento.
Por otra parte, es incorrecto pensar que los buenos aprendizajes dependen de la motivación que tengan los alumnos. Cabe precisar que para que esa condición se presente, se debe contar con dos elementos que en la práctica generan y mantienen el alto compromiso de los estudiantes: los enfoques pedagógicos y las cualidades docentes. Ambos componentes son muy definitorios porque en conjunto establecen el puente por el que la acción educativa llega a ser eficaz, o en su defecto, propicia aprendizajes insuficientes o deficientes. Ignorar esta condición necesaria de la acción educativa está generando ineficacia en muchos colegios. Conviene tener presente que la literatura experta es bastante prolífica en estos dos antecedentes como para desconocerlos. Por ejemplo, José Luis González-Simancas, Inger Enkivst, Gregorio Luri, Alain Bentolila, Daisy Christodoulou, Marc Le Bris o María García Amilburu son algunos de los más conocidos académicos e investigadores que abordan estas materias pedagógicas fundamentales.
Desde esta perspectiva, si bien los logros pedagógicos requieren el compromiso y motivación de los alumnos, no se puede desconocer que para conseguir aprendizajes en profundidad y conocimientos firmes es decisivo contar con docentes bien preparados (con actitudes y aptitudes aptas) y con un sistema pedagógico pertinente.
En consecuencia, cuando se equivocan la teoría y la filosofía de la educación, entonces el costo de aprender para los alumnos es muy alto.