Franja Presidencial entró en escena: Jara y Kast ajustan relatos para disputar el centro

El inicio del período legal de propaganda electoral abrió también la disputa estratégica más sensible de esta segunda vuelta: la franja televisiva.
Con apenas diez minutos diarios -cinco por cada candidatura- los comandos de Jeannette Jara y José Antonio Kast y comenzaron a probar sus narrativas para captar a un electorado volátil y fatigado tras una primera vuelta polarizada.
Y, aunque ambos postulantes buscan proyectar moderación y rumbo claro, sus primeras piezas dejaron en evidencia tensiones internas y decisiones que responden más a urgencias tácticas que a convicciones programáticas.
“Humanizar” al candidato
En el caso del abanderado republicano, su franja fue la primera en debutar, con un esfuerzo explícito por suavizar su identidad política y desmontar la imagen de candidato distante y perteneciente a una élite económica.
La escena inicial, en que un grupo de mujeres mayores le reprocha que “parece cuico”, exhibe con crudeza la fragilidad de su vínculo con parte de los sectores populares. El comando optó por enfrentar frontalmente ese flanco, recurriendo a un relato biográfico que acentúa su origen en Paine, el trabajo agrícola de sus padres y anécdotas destinadas a humanizar su figura. Sin embargo, el giro emocional convive con una tensión evidente: la insistencia de Kast en responder a las acusaciones de extremismo, lo que, paradójicamente, vuelve a situar su campaña en el eje más incómodo para quienes buscan un liderazgo moderado.
Su apuesta audiovisual mezcla cotidianeidad -lo muestra atendiendo un puesto en la feria- con un ranking de “hits de campaña”, que intenta transmitir cercanía, aunque sin resolver del todo la contradicción entre su programa y el electorado que hoy necesita conquistar.
En busca del equilibrio
El comando de Jeannette Jara, por su parte, enfrentó su propio dilema.
Tras semanas de debate interno sobre el tono adecuado, la franja inaugural osciló entre el ataque directo a Kast y la presentación de una candidata propositiva, cercana y con capacidad de gobernar más allá de su base tradicional.
La pieza titulada “La franja real de Kast” abrió el fuego, aludiendo a Punta Peuco, a la educación gratuita y a controversias históricas del candidato opositor.
Ese enfoque confrontacional responde a presiones desde el oficialismo que ven en la polarización un camino para activar a los votantes de izquierda y centroizquierda.
Pero el mismo material convive con mensajes territoriales y propuestas recogidas de otros programas -como el de Evelyn Matthei o Franco Parisi-, una señal de amplitud que, no obstante, arriesga diluir el sello de la candidata comunista.
La franja refleja así un comando que busca equilibrio, pero cuya identidad no termina de asentarse en medio de una campaña acelerada y de fuertes presiones políticas.
Vitrina y espejo
Ambas candidaturas, en definitiva, entraron al tramo televisivo con flancos expuestos. La franja funciona como vitrina, pero también como espejo: transmite lo que los equipos creen que deben corregir.
En Kast, la batalla por romper el cerco de percepción y acercarse a la clase media y trabajadora. En Jara, el desafío de resolver la tensión entre confrontación y construcción de una mayoría nueva, sin regalar espacios en el debate programático.
Con once días por delante, lo que ocurra en la “pantalla chica” será determinante para modelar un balotaje en el que ninguno puede darse el lujo de perder segundos.
Y en paralelo, cartilleros(as), palomas y jingles radiales volvieron al ruedo, más que nada con la misión de marcar presencia y “poderío” de cada uno(a) de los postulantes a la Moneda.