Conectividad cordillerana

En San Fabián, la cordillera comienza a experimentar un cambio que va más allá de lo material. La habilitación de los puentes mecano Los Sauces y Las Truchas, junto con la mantención de la ruta N-313, no solo aseguran el tránsito en sectores históricamente aislados, sino que también abre un horizonte de integración social, económica y cultural para una zona que durante décadas quedó al margen del desarrollo.
Si bien las estructuras aún no han sido inauguradas, ya están operativas y constituyen un avance largamente esperado por las familias de El Sauce, Los Mayos, El Roble y Las Truchas. Para al menos quince hogares que dependen de la ganadería, la conexión no es un lujo, sino la diferencia entre la autosuficiencia forzada y la posibilidad real de integrarse al resto de la comuna.
Las obras, levantadas como medida de emergencia tras los desbordes del invierno de 2023, implicaron una inversión de más de $6.000 millones y forman parte del plan de reconstrucción del Ministerio de Obras Públicas en Ñuble, que contempla 32 iniciativas. El trazado rectificado, reforzado con material pétreo, y los dos viaductos provisorios de estilo mecano constituyen una respuesta eficaz frente a la imposibilidad de cruzar el río Ñuble en invierno.
Pero el alcance de este proyecto trasciende la urgencia. La ruta N-313 se proyecta como columna vertebral de una futura conexión internacional a través del Paso Minas–Ñuble, el más cercano al límite con Argentina. Restan apenas 23,5 kilómetros para alcanzar la frontera, aunque ese tramo exige una intervención de alto nivel técnico, propia de caminos cordilleranos. El Estado deberá asumir esa tarea si la voluntad política de abrir este paso para 2032 -como acordaron Chile y Argentina en el Encuentro Binacional de Neuquén- se convierte en realidad.
En paralelo, se trabaja en la seguridad. El retén de Carabineros de El Roble quedó fuera de la nueva ruta y será reubicado en un sector más cercano al trazado, probablemente en Valle Hermoso, gracias a un proyecto que postula a fondos regionales. Ello permitirá garantizar la presencia policial en un espacio que no solo tendrá valor local, sino también binacional.
No obstante, la mirada no puede ser complaciente. Existen dudas sobre la continuidad de estas obras en caso de materializarse el embalse Nueva La Punilla, que inundaría los terrenos donde hoy se levantan los puentes. Ediles de San Fabián han advertido que los viaductos, aunque indispensables para los vecinos, no fueron concebidos con fines estratégicos para el paso internacional y podrían quedar obsoletos si no existe un plan de largo plazo.
La comparación con el avance del lado trasandino también es elocuente. En Neuquén, la geografía más benigna facilita la pavimentación y el progreso hacia el hito. En Ñuble, en cambio, se requieren mayores recursos y decisión política para transformar una “huella mejorada” en una ruta internacional.
Los puentes mecano de San Fabián son mucho más que estructuras de acero atornillado. Representan un símbolo de integración y esperanza para familias que por demasiado tiempo fueron invisibles, pero también constituyen una advertencia, pues sin visión de futuro, los avances pueden diluirse en la fragilidad de lo provisorio.