Debate presidencial: expertos(as) locales anticipan estrategias, tensiones y riesgos

El primer debate televisado entre los ocho candidatos presidenciales genera expectación no solo en Santiago, sino también en regiones, donde la mirada se posa en cómo los aspirantes a La Moneda aprovecharán esta instancia de alto impacto mediático.
Hoy, después de CHV Noticias Central, Andrea Arístegui, Macarena Pizarro y Daniel Matamala serán los encargados de moderar un intercambio que, más allá de las propuestas, pondrá a prueba la capacidad comunicacional, la coherencia y el manejo de las tensiones en vivo.
Desde Ñuble, analistas políticos y expertos en comunicación coinciden en que el debate será determinante para posicionar liderazgos y reforzar identidades.
Según Paulina Pinchart, experta en marketing político, la puesta en escena será casi tan relevante como las ideas.
“La imagen va a decir mucho. Cada candidato buscará mostrarse coherente con su discurso, reforzar a su electorado y evitar errores que puedan costar caro”. Según su análisis, los postulantes con menor opción de pasar a segunda vuelta -como Parisi, Mayne-Nicholls o Artés- arriesgarán más, buscando visibilidad y manteniendo su base. En cambio, los tres grandes contendores deberán administrar riesgos con cautela.
Pinchart subrayó que José Antonio Kast apostará por consolidar su sello de dureza en seguridad, evitando exabruptos que lo muestren descontrolado. Evelyn Matthei, en tanto, tendría el desafío de moverse hacia el centro y confrontar a Kast con argumentos técnicos, especialmente en economía, donde busca marcar diferencias. Jeannette Jara, por su parte, intentará reforzar su imagen de cercanía, empatía y origen de clase media, aprovechando temas valóricos que complican al líder republicano.
“Ella competirá más desde la comunicación que desde la confrontación”, afirmó.
Polémicas arrastradas
El analista político Rodrigo Landa visualiza un debate de alta tensión, marcado por emplazamientos directos y la necesidad de responder a errores previos en campaña. A su juicio, los temas centrales serán seguridad, economía y salud, pero advierte que las polémicas arrastradas -como el “Chao Préstamo” de Kast, la idea de nacionalizar la minería enarbolada por Jara o los dichos de Matthei sobre la dictadura- podrían dominar la conversación.
En este escenario, Landa proyecta un Kast aferrado a su estilo dogmático, una Matthei más moderada buscando votos de centro y una Jara enfrentada a un terreno difícil: la crítica transversal al gobierno.
“Un desafío para Matthei será no ceder todo el campo de la seguridad a Kast, mientras Jara deberá navegar en solitario frente a los cuestionamientos”, planteó, anticipando además que figuras como Enríquez-Ominami o Artés podrían sumarse a la arremetida contra la candidata comunista.
En tanto, para la politóloga y académica de la UdeC, Jeanne Simon, el equilibrio será clave.
“Los candidatos deberán responder a las preocupaciones inmediatas de la ciudadanía sin caer en propuestas que tensionen a sus propias bases”, manifestó.
En su opinión, Matthei buscará proyectarse como la alternativa confiable y de centro, Kast cargará contra Jara y también contra Matthei, mientras los candidatos menores tenderán a criticar tanto a la representante oficialista como a la postulante de la UDI.
“La serenidad en la puesta en escena será decisiva”, advirtió.
Fidelizar, más que captar
Las expectativas sobre el impacto real del debate están matizadas.
Pinchart recuerda que la audiencia suele estar compuesta por electores ya comprometidos con un candidato, más que por indecisos, por lo que el objetivo principal no será conquistar nuevos votos, sino mantener y movilizar los propios.
Landa, en tanto, ve en los candidatos “chicos” una oportunidad única de instalar sus mensajes en igualdad de condiciones frente a las grandes figuras, aunque su techo electoral sea limitado.
El encuentro televisivo será así una primera gran radiografía de las estrategias, estilos y prioridades de quienes buscan llegar a La Moneda.
Para la ciudadanía, en medio de la incertidumbre económica y la preocupación por la seguridad, será la ocasión de ver en acción a los ocho candidatos y evaluar no solo lo que dicen, sino también cómo lo dicen. En palabras de Pinchart, “el debate será tanto un ejercicio comunicacional como político: una vitrina para medir convicción, coherencia y capacidad de liderazgo en el momento en que más personas estarán mirando”, aseveró.