El fin del mundo de Vargas Llosa

Señor Director:
La partida de Mario Vargas Llosa marca el cierre del mayor ciclo en la historia de la literatura latinoamericana. Con él se va no solo una figura insigne del “Boom”, sino también una voz lúcida, polémica y persistente, que nunca dejó de mirar de frente a su tiempo. Fue novelista, cronista, ensayista y dramaturgo, pero, sobre todo, un hombre de ideas, de esos que incomodan.
Su vínculo con Chile nació al descubrir en la mesa de noche de su madre Veinte poemas de amor y una canción desesperada, de su futuro amigo Pablo Neruda, a quien siempre admiró pese a las diferencias ideológicas. En 1981, prologó y presentó para la TV peruana la obra musicalizada de Alturas de Machu Picchu interpretada por Los Jaivas, gesto que selló su compromiso con las letras de este lado del continente.
Su obra dialogó con la historia de su tierra: desde La ciudad y los perros, que desnudó la brutalidad militar, hasta La fiesta del Chivo, donde retrata dictaduras, conspiraciones y corrupción. Vargas Llosa no se limitó a narrar: construyó una república imaginaria donde política, moral y deseo se entrecruzan como en las antiguas novelas de caballería que tanto admiró.
Su muerte nos recuerda que la literatura sigue siendo un espacio de resistencia. El último de los novelistas que llevaron el realismo mágico por el mundo ha partido. Como La hojarasca, como La última niebla, como El obsceno pájaro de la noche.
Jorge Berríos
Gestor Cultural Casa Autónoma Arte y Cultura UACH