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Como una forma de dar respuesta a los constantes desafíos de disminuir la acción de insectos plaga en cultivos agrícolas y forestales, investigadores del INIA Quilamapu trabajan hace más de una década en la identificación de aromas generados tanto por insectos como por especies vegetales, y analizar los efectos que se producen entre ellos.
Se trata de una incipiente disciplina científica que se abre paso en el ámbito del control biológico de plagas en Chile y que tiene su epicentro en el exclusivo Laboratorio de Ecología Química que INIA tiene en Chillán. En él, un grupo de investigadores, liderados por Ricardo Ceballos, trabajan en métodos de vanguardia basados en el estudio de las interacciones químicas entre plantas e insectos, con la finalidad de encontrar productos atrayentes o repelentes para contrarrestar las plagas, de manera ambientalmente inocua y altamente específica.
“La ecología química permite controlar plagas de insectos fitófagos (se alimentan de plantas), de una manera más natural y efectiva que los métodos tradicionales”, explicó Ricardo Ceballos, doctor en ciencias de recursos naturales y con 18 años de trabajo en este materia. “A diferencia del uso de insecticidas, que deben aplicarse directamente sobre el insecto o ser consumidos por este, la ecología química busca modificar el comportamiento de los insectos a través de señales químicas, engañándolos para que perciban un entorno que en realidad no existe”, tras lo cual agregó que este tipo de intervención resulta ser una de las estrategias más sofisticadas en el mundo del manejo de plagas.