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El Gesto

El Centro Español de Chillán tiene una interesante historia que arranca formalmente el 24 de mayo de 1914, cuando se unen la Sociedad Española de Beneficencia y el Hogar Español, dando lugar a lo que hoy conocemos como el Centro Español, cuya sede está al lado de la Catedral de Chillán.

Pero sus raíces arrancan hacia finales del siglo XIX, y están compuestas principalmente por emigrantes de dos vertientes. La primera es parte de la contingencia española que se extiende a Chile, como consecuencia de la restauración Borbónica en España, a finales del siglo XIX. Se produce en ese momento una ola de inmigrantes españoles que buscan refugio en Chile, y un numeroso grupo se asienta en la ciudad de Chillán, fundando la Sociedad Española de Beneficencia, el 6 de junio de 1897. Junto a ello crean una serie de establecimientos comerciales, algunos extintos y otros que subsisten en la actualidad como la Casa Hojas, Almacenes Mundiales, el Banco Español, Sombrerería Chillán, Cecinas Serrano, Ferretería Madrid y la Casa del Niño, entre otros.

Constituyen, sin duda, un aporte al desarrollo del Chillán Nuevo que en esos tiempos se encontraba en pleno proceso de consolidación. Luego de su refundación (o nueva fundación) en 1835, se integran a la ciudad emergente y paulatinamente pasan a ser parte de su historia. En 1921 la sede se emplaza en la actual ubicación, al lado de la antigua Catedral.

La segunda vertiente de emigrantes se produjo durante la guerra civil española (1936-1939) y en Chillán tuvo como consecuencia que Don José Tohá Solevilla, creara, en 1936, el Centro Hispano Chileno de Chillán, que congregaba a los republicanos. Estaba ubicado exactamente a un costado del Centro Español actual.

El escenario de la guerra civil se había trasladado a Chillán, hasta que el terremoto de 1939 destruyó ambos edificios, mientras a los pocos meses la guerra fratricida llegaba a su fin.

La colonia española, sobrecogida por la tragedia y lejos del teatro de operaciones de su guerra interna, optó por el reencuentro y se fundió en una sola organización, cuyo edificio actual fue parte del proceso de reconstrucción de la ciudad después del sismo de 1939, inaugurándose en 1946.

El edificio responde a una mezcla de arquitectura moderna con resabios clásicos. Los arquitectos que lo diseñaron tuvieron especial cuidado en que la nueva edificación constituyera con la catedral una relación armónica, que no alterara la función religiosa del templo católico y su concepción urbana que terminaría por consagrase como el símbolo de la ciudad.

El “gesto” del edificio del Centro Español habla por sí mismo y conforma con la Catedral una unidad que permite leer en ella la historia urbana y arquitectónica de la ciudad patrimonial.

A su vez es una muestra que el patrimonio, a diferencia de su significado jurídico, en el ámbito de la cultura cobra fuerza y vigor cuando se transforma en una acción colectiva, donde la diversidad pasa a ser parte de una cultura integradora. Más aún cuando ambos edificios contienen una rica vivencia de personas que se integran a la sociedad de manera colaborativa y son un aporte a su desarrollo.

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