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“Protocolo para la medición y reporte de las pérdidas y desperdicios de alimentos en comedores escolares de Junaeb” se denomina el proyecto de innovación UBB, iniciativa pionera en Chile, cuyos resultados fueron presentados a Junaeb Ñuble.
La investigación es liderada por la académica del Departamento de Nutrición y Salud Pública, Gladys Quezada, junto a las académicas Dra. Orietta Segura y Dra. Jacqueline Araneda. Entre los principales hallazgos cuantitativos se determinó que en los comedores escolares de la región se pierden, en promedio, 144 kilogramos de comida al día. Los principales alimentos desperdiciados por los escolares son el plato de fondo, especialmente cuando está compuesto por legumbres y el postre, cuando se compone de frutas.
Quezada señaló que el estudio surge de un análisis epidemiológico ambiental con el objetivo de contribuir a la salud planetaria y avanzar en el alcance del Objetivo de Desarrollo Sostenible 12 sobre Producción y consumo responsables. “Desde 2020, nuestro equipo venía estudiando las pérdidas y desperdicios de alimentos (PDA), reconociendo su impacto en la salud pública y el medio ambiente. Este enfoque nos llevó a examinar cómo los patrones de consumo y desperdicio de alimentos afectan la salud de las poblaciones y los ecosistemas”, ilustró.
En ese marco, el equipo UBB se vinculó con la Junaeb, responsable del Programa de Alimentación Escolar (PAE) en Chile.
“Las PDA se refieren a la cantidad de alimentos que se desperdician a lo largo de la cadena de suministro, desde la producción hasta el consumo. Este fenómeno tiene implicaciones significativas en la seguridad alimentaria, el medio ambiente y la economía, haciendo crucial su estudio y mitigación para mejorar la eficiencia de los sistemas alimentarios y contribuir a la sostenibilidad global”, señaló.
Visión de manipuladoras
El proyecto utilizó un enfoque de investigación mixto, combinando métodos cualitativos y cuantitativos.
En la fase cualitativa se realizaron grupos focales con manipuladoras de alimentos, obteniendo valiosas percepciones. “Las manipuladoras identificaron que las legumbres, verduras frescas, productos marinos y algunas salsas son los alimentos que los escolares tienden a rechazar con mayor frecuencia. Entre los factores se identifican las características organolépticas como la estética, olor y sabor del plato. También aspectos del menú como repetitividad de las minutas y factores culturales como la falta de hábitos alimentarios saludables en el hogar”, señalaron.
“Estos hallazgos cualitativos proporcionan una visión valiosa y sugieren posibles estrategias para abordarlo”, manifestaron.
Protocolo de medición
La fase cuantitativa consideró el desarrollo de dos etapas. Primero, las investigadoras diseñaron un protocolo de medición de PDA basado en el FLW Standard. “Este estándar proporciona un marco globalmente consistente para medir y reportar las PDA. El protocolo desarrollado será entregado a Junaeb como un insumo para futuras mediciones”, indicaron.
Posteriormente se realizó un muestreo en 23 establecimientos de la región.
“Este estudio no sólo proporciona datos cruciales para mejorar la eficiencia de los programas alimentarios, sino que también refuerza la importancia de la epidemiología ambiental en la promoción de prácticas sostenibles”, se indicó.
El proyecto marca un hito en la investigación sobre PDA en comedores escolares, ofreciendo una base para futuras intervenciones.