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Desde pequeña, Xiomara Parra encontró en el dibujo una forma de conexión y exploración personal. Mientras otras niñas jugaban, Mara se dedicaba a calcar fotografías familiares, siguiendo el ejemplo de su madre, quien también dibujaba como hobby y lo consideraba un tesoro familiar. El arte siempre fue parte de su vida, pero fue en la adolescencia cuando comenzó a profundizar en su pasión, influenciada por el estilo visual de animes como Sailor Moon. Fue en ese momento cuando, gracias al apoyo de su hermana mayor, dio sus primeros pasos serios en el mundo del arte, comprando materiales y desarrollando su talento.
Sin embargo, la vida de Mara no siguió un camino directo hacia el arte. Comenzó estudiando Licenciatura en Historia, una carrera que la llenaba intelectualmente, pero con el tiempo se dio cuenta de que su verdadera pasión no estaba en los libros, sino en la creación. Decidida a seguir su corazón, abandonó la carrera y se aventuró a estudiar Diseño Industrial, una decisión que le permitió dejar de leer teorías y comenzar a construir y crear, haciendo crecer su mente creativa de formas que jamás imaginó.
Durante su formación, Mara vivió una experiencia transformadora en México, donde realizó una pasantía y desarrolló su primer proyecto ilustrado, digitalizando su portafolio y profesionalizando su estilo. Esta etapa fue clave para su futuro, pues la impulsó a llevar su arte a un nivel más elevado.
Al salir de la universidad, la búsqueda de trabajo fue difícil, pero lejos de rendirse, Mara aprovechó la oportunidad para crear su propia marca personal, desarrollando productos ilustrados como prendedores, libretas y merchandising. Sus primeros ingresos los obtuvo vendiendo en ferias de ilustración, lo que le permitió conectar directamente con su audiencia y sentir el valor de su arte en las manos de otros.
Poco después, comenzó a impartir talleres de ilustración en la Universidad San Sebastián en Concepción, donde compartió su conocimiento con nuevos talentos por un año, hasta que finalmente consiguió un trabajo como ilustradora en un medio digital en Santiago. Con 27 años, se mudó a la capital para perseguir sus sueños, y durante siete años trabajó en una agencia, perfeccionando su técnica y aprendiendo a combinar su pasión con el trabajo comercial.
Sin embargo, a lo largo de todo este tiempo, Mara nunca dejó de trabajar para sí misma. Su arte siempre fue un refugio personal donde podía expresarse con total libertad. Este último año ha marcado un renacer para ella, al dejar la agencia para dedicarse completamente a su marca personal y emprender el desafío de ser independiente. El camino no ha sido fácil, lleno de altos y bajos, pero para Mara, el equilibrio entre crear lo que ama y vender su arte ha sido gratificante, ya que le ha permitido hacer lo que realmente quiere.
Hoy, Mara es una de las artistas emergentes que dará vida a las calles de Santiago como parte de la campaña “Amamos las Calles”, mostrando su estilo distintivo en las pantallas LED más importantes de la ciudad, específicamente en Vitacura (Alonso de Córdova) y en Providencia (frente a la Plaza de la Aviación). Su historia, marcada por la pasión, la perseverancia y la búsqueda constante de su identidad artística, es una invitación a descubrir cómo el arte puede transformar la vida de quien se atreve a seguir su vocación.