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Señor Director:
A Marcela Cubillos se le describe como valiente, corajuda detrás de un micrófono. Y no digo que no lo sea, pero, valientes y corajudas son las
profesoras que hacen sacrificadas y difíciles clases en apartadas escuelas rurales. Las que tienen que atravesar
el Río Ñuble por puentes que se lo lleva el viento, o caminar por largos caminos de tierra, para ganar un mísero sueldo de $600.000 mensuales.
Un abismo ante los 17 millones de la profesora Cubillos, de la Universidad San Sebastián.
El sistema de universidades privadas fue un gran logro que ha permitido a miles de jóvenes acceso a la educación
superior, y por lo mismo no lo podemos desprestigiar ni destruir por malos manejos. Las universidades no tienen como fin el lucro, su objetivo es la buena
educación, no son el botín o sede de partidos políticos, o el lugar donde van a acabar políticos (as) sin “pega”.
Alfredo Schmidt Vivanco