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Un complejo panorama enfrentan los productores de arándanos de Ñuble, dado un escenario con mercados de destino para la fruta cada vez más competitivos, donde la presencia de competidores de países como Perú y México, entre otros, con variedades más cotizadas, ha reducido la ventana de tiempo para la exportación a Estados Unidos, Europa y Asia, lo que ha redundado en menores precios y para muchos, en resultados negativos.
Y si bien la temporada recién pasada les dio un respiro a los chilenos, con mejores resultados que los años anteriores, a nivel local destacan que se trató de “un veranito de San Juan”, derivado de la menor producción en Perú. Las perspectivas para el futuro son bastante más complejas, de hecho, ya son varias las exportadoras en la región que en los últimos tres años han cerrado definitivamente sus líneas de arándanos frescos, como Frutemu, en San Carlos; Driscolls, en San Nicolás; y CarSol, en Coihueco; entre otros.
Fernando Rodríguez, productor de San Ignacio, describió con amargura que ha disminuido notoriamente la superficie de arándanos en la zona. “Hay huertos abandonados, son huertos que ya se perdieron, con plantas de 15-20 años, porque al agricultor no le sale a cuenta, dado que los costos finalmente son superiores a los ingresos que pueda percibir. Hoy, son muy pocos los que están plantando, porque no hay plata”, se lamentó.
El reconocido fruticultor recordó que los problemas comenzaron con la irrupción de la plaga de Lobesia botrana, y las consecuentes restricciones impuestas por Estados Unidos al ingreso de arándanos a partir de diciembre de 2013, lo que obligó a fumigar la fruta, reduciendo su calidad y durabilidad, pero también implicó mayores costos. Por otro lado, la fumigación implica la automática pérdida de la condición de orgánica para la fruta, que es la que ofrece los mejores precios. En ese sentido, reconoció que, si bien a partir de octubre de 2020 se redujeron esas restricciones para aquellos huertos libres de la plaga, para muchos otros, por ejemplo, los que se ubican cercanos a zonas pobladas la exigencia de fumigar se mantiene vigente. Luego de esa crisis, agregó Rodríguez, muchos de esos capitales se fueron a invertir a Perú.
“Esos capitales se fueron a Perú porque aquí no hubo una respuesta del estado frente al problema de la Lobesia y el desafío del recambio varietal. El estado tenía que haberse hecho cargo del problema que generaron, porque la Lobesia es consecuencia de una mala gestión del SAG; y eso lo pagamos todos nosotros y cuando digo que lo pagamos todos, no lo paga el productor solamente, lo paga también todo lo que está vinculado, el empleo principalmente”, reflexionó Fernando Rodríguez.
Pero el golpe de gracia vino de los mercados internacionales, donde la competencia es cada vez más fuerte y las variedades más antiguas que se exportan desde Chile son castigadas en el precio frente a otras variedades más nuevas producidas en Perú, México, Marruecos y Florida, y que están prefiriendo los importadores. Esto, le ha ido cerrando espacios a los chilenos en los mercados.
En ese sentido, Álvaro Gatica, productor de Chillán y dirigente de la Asociación de Agricultores de Ñuble, expresó que “nos hemos quedado atrás con el recambio varietal, pero hay cuatro a cinco variedades que tenemos y que todavía el mercado las solicita, que se pueden manejar y con algunos resultados buenos”.
Agregó que, “el año pasado (2023-2024), en general, fue una temporada que no fue mala, también producto de que Perú tuvo un 35% menos de frutas y eso fue como un Veranito de San Juan que tuvimos. Ahora, lamentablemente, para este año, Perú viene con la fruta muy atrasada y eso significa que se va a topar fuerte con nosotros con la fruta de diciembre y parte de enero, que es donde nosotros teníamos una ventanita que era buena”.
Desafíos
Precisamente, esta semana se reunió un grupo de productores en San Ignacio, en una cita organizada por el municipio, en la que también participó el seremi de Agricultura, Antonio Arriagada, con el objetivo de trabajar en conjunto en la búsqueda de soluciones, a partir de experiencias exitosas, como el caso de la empresa Huerto El Rodeo, de la misma comuna, que, a través de la sociedad El Rodeo Farm, apostó por la exportación directa de arándanos orgánicos, con positivos resultados, ya que, con esto, pueden lograr márgenes más atractivos. La misma fórmula, varios años antes, la aplicó El Torreón Export, de San Carlos, que gracias a la exportación directa de su fruta logra márgenes suficientes para darle sustentabilidad al negocio y seguir invirtiendo.
En San Ignacio, el rubro es la principal fuente de empleos durante la época de cosecha, por lo que hay una preocupación local por el futuro de esta actividad.
Según manifestó Arriagada, “el cultivo del arándano, después de muchos años de bonanza, está enfrentando grandes desafíos por la competencia impuesta por nuevos oferentes que fueron entrando al negocio. Así, surge como gran competidor Perú, con variedades más modernas que tienen mejor resistencia postcosecha y buenos calibres; estructuralmente están más cerca de los mercados, lo que significa una ventaja competitiva innegable”.
Agregó que, “si bien, los arándanos continuarán siendo un buen negocio, en Chile necesitaremos mejorar su cultivo, apostar por la calidad y rebajar muy acuciosamente los costos de producción y comercialización”.
El seremi complementó que este desafío ha sido analizado en la mesa del arándano. “Se ha conversado de la necesidad de cambiar variedad y se acompañó a la Asociación de Agricultores a una reunión con el BancoEstado, lo que concluyó con la firma de un convenio con el banco para facilitar el financiamiento”.
Recambio varietal
Fernando Rodríguez puntualizó que existe una ventana para los arándanos convencionales entre diciembre y enero, sin embargo, aseguró que hay que contar con variedades pertinentes en predios que estén exentos del requisito de fumigación. “El problema es que nos quedamos sin plata para hacer ese recambio, son muy pocos los que están plantando, por ejemplo, Prize es uno de los pocos que están plantando variedades nuevas, pero ellos también son exportadores.
El dirigente Álvaro Gatica sostuvo que “yo sugiero y pienso, y lo que hemos conversado mucho en la Mesa de Arándanos, es que hay que hacer un recambio varietal, específicamente ya hay variedades que el mercado no las quiere”.
En esa línea, reconoció que plantar nuevas variedades representa una altísima inversión. “Es carísimo, es decir, en la pura planta son $25 millones por hectárea. Eso significa que la gran mayoría de los arandaneros de Ñuble no son capaces de hacer eso; ésa es la realidad. Entonces, lo que yo aconsejaría a los productores es que se acerquen a las exportadoras con las cuales trabajan, ya que hay algunas exportadoras que les están dando un crédito directo para que ellos planten estas variedades nuevas y después de dos años se les paga con fruta, cuando las plantas estén en producción. Es una buena alternativa con intereses más bajos con los bancos. Yo creo que por ahí va un poco el camino de cómo poder solucionar este tema y que la gente pueda hacer un recambio varietal y podamos tener presencia en el mercado con retornos positivos”, planteó.
Gatica comentó que, en su caso, está plantando nuevas variedades gracias a un crédito de la exportadora y reveló que otros productores de Ñuble también lo están haciendo.
De paso, criticó las dificultades de acceso a financiamiento en los bancos. Recordó que “nosotros, como Asociación de Agricultores de Ñuble, hicimos un convenio con BancoEstado tiempo atrás, que se anunció con bombos y platillos, que consistía en créditos especiales para diversos rubros, como los arándanos, por ejemplo, pero al final, es lo mismo, llegas allá y te piden las mismas garantías reales, y si no las tienes, no te dan el crédito, en resumen, no sirve para nada”.
Detalló que las variedades que está plantando en su huerto son Sekoya, “que funcionan muy bien en nuestra zona, en Perú andan muy bien también, son de la misma familia, pero hay distintas variedades, porque allá no necesitan horas de frío y acá, sí”.
Exportación directa
Fernando Rodríguez criticó el modelo de comercialización actual, donde las empresas exportadoras ganan en todos los escenarios, a costa de los productores. “Es la forma de comercializar que ha afectado de manera grosera a la fruta en general”, enfatizó.
“Hay empresas importadoras grandes de Europa y Estados Unidos que prefieren hacer trato directo con los productores. Debemos dialogar y establecer algún sistema en que contactemos a los compradores y podamos exportar directamente”, sentenció el productor.
Añadió que “hay que corregir cosas, el estado tiene que hacerse cargo; ¿qué pasaría si esto vuelve como era antes en que cultivábamos trigo?, ¿qué pasa con toda esa gente? El estado tiene que procurar que esa gente tenga trabajo y que no sea una carga para el fisco”.
Pablo Rodríguez, ingeniero agrónomo, productor y gerente de producción de Huerto El Rodeo, relató que, “desde que comenzamos el proceso de exportar directamente, hemos logrado cambios significativos, precios inalcanzables con exportadoras tradicionales y nos han permitido poder seguir siendo competitivos en el rubro de todas maneras”.
El profesional detalló que, “de momento, estamos exportando la producción propia orgánica y tenemos nuestros mercados bien definidos, principalmente en Europa y Estados Unidos; ojalá a futuro poder buscar nuevos mercados”.
Justamente, Cristian Urrutia, gerente de exportación de El Rodeo Farm, explicó que “la base es la calidad de la fruta, con mejoras importantes en los cultivos. De ahí parte todo, esa es la base fundamental para querer dar el paso de exportar directo. Después tienes que pensar en tus volúmenes semanales que también es una condicionante, normalmente necesitas completar un contenedor a la semana, que son 20 mil kilos de producción semanal, por lo menos, de buena calidad, siempre pensando en que tu fruta tiene que llegar bien a destino y que tiene que comercializarse de la mejor forma posible”.
“Tenemos el desafío de poder conseguir un rendimiento de 20.000 kilos por hectárea, 15.000 kilos como mínimo de buenas frutas para que el negocio sea rentable; si estás bajo esos volúmenes por hectárea, ya estás en problemas y seguramente no va a ser rentable tu negocio”, indicó Urrutia.
Para alcanzar esos volúmenes de producción, los pequeños arandaneros (menos de 20 hectáreas) deben asociarse para materializar un proyecto de largo plazo.
“Si no se tiene el volumen, no se puede exportar”, sentenció Pablo Rodríguez. Por muy buena calidad que tenga el productor, si no tiene el volumen, no puede llenar el contenedor. Ahí entra la asociatividad. ¿El tema es con quién me asocio? ¿Con mi vecino?”, planteó el gerente de producción de Huerto El Rodeo, quien advirtió la gran desconfianza que existe entre los productores, así como la dificultad que representa la falta de homogeneidad en la calidad de la fruta entre los distintos huertos.
Pablo Rodríguez fue tajante en apuntar que, si no se hace la renovación varietal y no se avanza en la comercialización directa, el rubro no tiene ninguna viabilidad de sobrevivir. “Hoy el mercado es categórico, la calidad manda, y si no somos capaces de lograr ese requisito, yo recomiendo que nos enfoquemos a la producción para congelado, que bajemos nuestros costos y no sigamos malgastando el recurso capital”.