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Más del 50% de la población mundial vive actualmente en ciudades, las que se estima son responsables de alrededor del 75% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero. En el caso de Chile, la urbanización supera el 90% y se prevé que esta cifra siga incrementándose, ejerciendo una presión cada vez mayor sobre los gobiernos municipales, no sólo en términos de garantizar servicios básicos como acceso a la energía y el agua, alumbrado público, vivienda y transporte, sino también la gestión de residuos, la educación ambiental y la implementación y desarrollo de estrategias integrales, para mitigar el cambio climático y que promuevan la adaptación a las nuevas condiciones climáticas.
Esto adquiere una relevancia mayor si se considera que las proyecciones de crecimiento demográfico para Chillán señalan que dentro de una década la población bordearía los 220 mil habitantes y que en la última década la generación de basura en Chillán pasó de 53 mil a 72 mil toneladas anuales. Tal curva de crecimiento, significa que la tasa per cápita pasó de 0,95 kilogramos de residuos por habitante a más de 1,1 kilogramos, superando a la región del Bío Bío y al promedio nacional.
Por otra parte, todos los modelos de proyección de los efectos del cambio climático señalan que la zona centro-sur tiene alta vulnerabilidad a este fenómeno, en donde se incrementarán las sequías prolongadas, disminuirán significativamente las lluvias y aumentarían el riesgo de incendios forestales. Estos serán cada vez más numerosos y más dañinos. Predicciones que estamos viviendo y lamentando hoy en la región de Valparaíso.
En esta línea los gobiernos locales son fundamentales, debido a que en general son las estructuras político-administrativas que tienen mayor cercanía con la comunidad y por ende mayor capacidad de influencia en las organizaciones locales y las disposiciones en términos de política pública que afectan directamente al territorio.
Chillán tiene un largo camino por recorrer en esta materia, y por lo mismo puede ser un buen primer paso la conformación de la mesa de Gobernanza Ambiental Climática Comunal y la certificación avanzada que obtuvo el municipio, que refuerza el objetivo de lograr un abordaje sistemático e integral de las problemáticas ambientales locales.
Nuestros representantes tienen una responsabilidad ineludible sobre este tema, que deben asumir con una visión a largo plazo de la protección del territorio y de sus habitantes, generando gobiernos locales verdaderamente sustentables, más allá de los eslogan, buenas intenciones y declaraciones voluntaristas.
No es un desafío menor, pero tampoco carece de realidad. Pues si bien es cierto que el municipio debe atender múltiples y crecientes demandas ciudadanas, y los recursos son limitados, existen reales posibilidades de generar transformaciones en la forma de gestionar esta dimensión del desarrollo comunal, lo que puede hacer una diferencia significativa respecto a administraciones anterior y –lo más importante- a cómo la capital de Ñuble aborda positivamente la problemática ambiental.