En las últimas décadas el fútbol amateur chillanejo se ha transformado en una gran plataforma de posicionamiento para todos los actores de la clase política.
En un escenario ideal para captar votos en una comunidad que movía cada fin de semana a más de 20 mil personas pertenecientes a 31 clubes de ANFA Chillán.
En la época previa a las elecciones, era típico ver en las canchas a candidatos de todos los sectores, “marcando territorio”, entregando indumentaria u ofreciendo respaldo para proyectos, con el objetivo de luchar los esquivos votos en un universo votante, cada vez, más codiciado por los políticos por la trascendencia mediática y social que tiene.
Sin embargo, la pandemia del covid-19 paralizó el escenario móvil en el que se había transformado el torneo del fútbol amateur en época eleccionaria.
Desarmó de cuajo la tarima en la que desfilaban los candidatos para influenciar una decisión a cambio de un fuerte respaldo económico para la compra de camisetas y balones, recoger información para empujar un proyecto de infraestructura, aportar recursos para un bingo o para cualquier necesidad real o ficticia de los dirigentes.
Un dirigente me comentaba que este nuevo escenario, obligará a los candidatos a mostrar real capacidad de gestión, compromiso, transparencia, honestidad, conocimiento e interés real por una actividad que ha sido por años, con sus canchas llenas de hinchas y miles de jugadores, un imán para los políticos que vieron en ella, una plataforma electoral, pero no siempre una realidad social para hacer gestión profunda.
La pandemia alejó a los políticos de las canchas, donde acostumbraban a hacer campaña en terreno.
